Francisco Barbeito es el fundador de Cristalería Pontevedresa, hoy Pontevedresa Group, una empresa que solo el año pasado facturó alrededor de 10 millones de euros. Su mérito está en que, además de tener sus raíces aquí, continúa produciendo todo en Galicia. Para que el reconocimiento a este duro trabajo se materialice, la Asociación de Jóvenes Empresarios, AJE, de Pontevedra lo ha propuesto para los Premios Cidade de Pontevedra. El colectivo ya le había entregado el pasado otoño su Premio Honorífico en la XIII edición del Premio Xove Empresario do Ano.

Ahora, junto a Barbeito están nominados la enfermera del centro de salud de A Parda Carmen Abeledo, por su trabajo de promoción de la enfermería comunitaria, y, a título póstumo, el empresario y filántropo Manuel Barreiro Cabanelas, bienhechor del Hospital Provincial de Pontevedra. En la categoría de personas jurídicas son candidatos el centro de recursos educativos de la ONCE, la ONG Solidaridad Internacional y las mariscadoras de Lourizán que en los 60 se opusieron a la llegada de Ence a la ría.

-¿Le ha sorprendido la propuesta de su nombre a los premios por parte de AJE?

-Claro que me sorprende porque hay grandes profesionales y empresarios mucho más merecedores de este reconocimiento en la ciudad de Pontevedra que yo. Pero sin duda estoy muy agradecido por el halago que supone esta proposición, y más cuando viene de la gente más joven.

-Este sería el segundo reconocimiento en pocos meses después del Premio de Honor de los jóvenes empresarios, ¿qué supone para alguien con una larga trayectoria como la suya?

-Más que a mí como aficionado al mundo de la industria y la empresa, supone una dosis de aliento a todas las personas que me han acompañado durante los últimos sesenta años y han puesto todo su empeño y talento para que hoy Pontevedresa Group siga siendo un proyecto industrial con pasado, presente y futuro desde Pontevedra.

-¿Por qué cree que lo han propuesto?

-Como ya dije, cualquiera de los candidatos es más merecedor que yo, ya que al final mi trayectoria profesional es el resultado del esfuerzo de mucha gente, no el mío solo. Pero por lo que me dijeron creo que a la gente joven de esta asociación le gusta mucho que en Pontevedresa sigamos llevando el nombre de nuestra ciudad por el mundo, continuemos fabricando todo desde Pontevedra y sigamos siendo capital cien por cien familiar.

-En caso de que se lo concedan, llegaría justo para celebrar el 60 aniversario de la empresa, todo un regalo para el equipo que la conforma...

-No solo un regalo para toda la gente de esta casa sino también para nuestros clientes de aquí, al final gracias a ellos hemos podido crecer fuera poco a poco y hoy ser el fabricante de vidrio técnico multi-sectorial más antiguo de España.

-¿Qué destacaría de estas seis décadas al frente del grupo?

-Paciencia, tesón y el hecho de rodearte de gente muy capaz, pero, sobre todo, de buenas personas.

-¿Cuál es la calve del éxito para que un negocio perdure a nivel local e incluso dé el salto al mercado internacional?

-En nuestro caso fue la reinversión continua en tecnología, maquinaria punta y nuevos productos muy técnicos y especiales. Yo a día de hoy, a mis noventa años, me muero con todo mi patrimonio reinvertido en la empresa. Ahora acabamos de poner en marcha la línea de impresión sobre vidrio más grande y avanzada del mundo y se fabricó todo aquí en Galicia. La reinversión tiene que ser continua, con cabeza, ya que el teto de la empresa no se puede exprimir ilimitadamente con maquinaria obsoleta.

-¿Cuál fue la época más difícil vivida por Cristalería Pontevedresa?

-Cuando nos trasladamos con toda la planta de Mourente a la Reigosa y O Campiño. Esto nos cogió en 2008-2009 con una inversión multimillonaria en plena crisis, pero gracias a ello quizás hoy tenemos una infraestructura productiva para ser competitivos y poder seguir vivos en un mercado donde competimos con grandes monstruos multinacionales del vidrio.

-Actualmente, son sus herederos los que están al frente de la empresa, ¿qué consejo les dio cuando tomaron el relevo?

-Yo viví una época donde crecer era más fácil. Hoy crecer es mucho más difícil. Siempre les dije que hagan caso a su instinto. Les va a tocar hacer cosas muy diferentes a las de mi época, pero el nivel de "sentidiño" tiene que ser el mismo siempre.

-¿Hasta dónde le gustaría que llegase su empresa?, ¿cree que hay que ponerse límites empresarialmente hablando?

-Me gustaría que Pontevedresa durase por los menos otros 60 años más, que se consolide una tercera generación y que algún día pueda llegar la cuarta. Creo que crecer siendo personas honestas debe ser el objetivo siempre. Yo soy consciente de que cuanto más crezcamos en fabricación, más empleo habrá, y eso al final es lo que sostiene a la sociedad y paga las pensiones. Por esa razón no hay que ponerse límites, pero cuando tomas decisiones de inversión importantes soy consciente de que pones 80 empleos directos en riesgo y otros muchos auxiliares, por eso los pasos deben ser muy medidos.

-¿Cuál es su consejo para un joven empresario o alguien que esté pensando en montar su propia empresa?

-Que disfrute con lo que hace. Que aprenda escuchando a todo el mundo, sin miedo de tirar para adelante aunque todos digan que estas loco. Y si puedes fabricar aquí, mejor que en China.