La Unidad de Asesoría en Heridas del Complexo Hospitalario de Pontevedra, CHOP, trabaja para llevar sus talleres, de formación a la población en cuidados básicos de pacientes dependientes, hasta centros culturales y sociales del área sanitaria. Hasta el momento ha celebrado ya una docena en centros de salud Pontevedra y O Salnés.

-¿Desde cuando funciona esta unidad tan específica?

-Desde el año 2012. Somos el referente dentro del área sanitaria de Pontevedra y O Salnés e intentamos conectar lo que es la atención especializada con atención primaria y la red sociosanitaria. El paciente está en el entorno e independientemente de dónde esté debería recibir los mismos cuidados. A partir de ahí surgió la necesidad de crear esta unidad dada la complejidad que se da muchas veces para abordar las cuestiones de dependencia.

-¿Y los talleres?

-Ya empezamos a hacerlos en 2017, pero este último año es cuando nos acercamos a todos los servicios de atención primaria. Son 12 servicios y hemos hecho talleres en todos dedicados a todas las personas que tienen pacientes dependientes centrados en la vida diaria. La idea es educarlos o intentar darles una estrategia de cuidados para que pudieran afrontar, sobre todo, saber qué signos son de alarma y que deberían de comunicarnos a nosotros, los profesionales.

-¿Cuál es el perfil de este tipo de pacientes?

-Generalmente son personas mayores dependientes. También los hay jóvenes, con lesiones medulares, pero son los menos.

-¿Cuáles son esas lesiones?

-Son las asociadas a la dependencia, a la falta de movilidad y al paciente encamado, por eso quisimos poner el foco en la atención primaria, que es la que hay que potenciar.

-¿Cuáles son las más frecuentes?

-Las úlceras por presión y las de incontinencia, tanto urinaria como fecal, son las más frecuentes asociadas a la dependencia. El encamamiento, cama-sofá, hacen que haya unas zonas de presión que hacen que sean nuestro principal foco de atención. Pretendemos que el cuidador o familiar las identifique perfectamente porque se pueden hacer estrategias de prevención.

-¿En qué consisten?

-Se trata de una estrategia de cuidados. Tenemos que hacer cuidados generales y específicos. Existe la leyenda urbana de que colocar a un paciente sobre un colchón antiescaras sería suficiente, y no lo es. Puede ayudar para evitar la presión, pero es una parte sola. Es necesario el cambio postural, la higiene correcta de la piel y unos cuidados concretos. El colchón es una de las cuatro patas de la mesa.

-Una vez que ya han aparecido esas úlceras, ¿cómo se tratan?

-Hay apósitos de cura en ambiente húmedo, hasta 43 productos para solucionar el problema. También hay una línea de prevención en piel, con ácidos grasos híperoxigenados, mientras que para la incontinencia se usan películas cremas o barrera.

-¿Cómo llega el paciente hasta esta unidad?

-Es la enfermera la que los desvía hasta nosotros. Es ella la que está vigilante de los cuidados de la piel y la que está en relación con nosotros y nos llama para heridas complejas o de difícil cicatrización. Con estos talleres quisimos anticiparnos y ver los signos de alarma en el día a día. Aparecen eritemas en las prominencias óseas, lesiones o heridas asociadas a la incontinencia...

-Ahora quieren llevar estos talleres a los centros sociales y culturales...

-Sí, la idea es concienciar a la gente de que estos problemas se pueden evitar, que deberían darse cuenta de estos síntomas de alarma. Queremos generar cierta inquietud por este problema que a veces es la llamada "epidemia bajo las sábanas". El 95 por ciento de las úlceras, si aplicamos la estrategia de prevención, se podrían prevenir. Aquí en el área sanitaria las prevenimos hasta en un 98,6 por ciento, que está muy bien. Desde que hemos creado la unidad han bajado entre un 40 y un 45 por ciento; es un descenso significativo.