La misión del Lume 1 avanza según lo previsto tras su exitoso lanzamiento del pasado 27 de diciembre. El cuarto cubesat desarrollado por la Universidad de Vigo para combatir los incendios forestales se encuentra en fase de comissioning, durante la que se verifica su órbita y se calibran sus instrumentos. El equipo prevé realizar las primeras pruebas para validar su sistema de comunicación con los sensores de fuego instalados en el campus entre finales de enero y principios de febrero.

"Todo va muy bien, afortunadamente. El satélite tiene una órbita heliosíncrona y da una vuelta completa a la Tierra aproximadamente cada 90 minutos. Los pases sobre el campus varían entre 4 y 6, y lo habitual es que contactemos 4 veces, dos durante el día y dos durante la noche. En total son unos 30-40 minutos para comprobar que todo va bien, por eso esta fase se prolonga durante tanto tiempo", explica Fernando Aguado, responsable de la Agrupación Aeroespacial.

El objetivo del Lume 1 es testar una red para detectar y combatir incendios que también involucra a sensores y drones y que conforma el proyecto europeo Fire RS, coordinado por Vigo y en el que también participan la Universidad de Oporto y expertos de Toulouse.

Tras los test con los sensores infrarrojos, que han sido desarrollados por el grupo CIMA del campus vigués, tendrán lugar en el espacio aéreo portugués las pruebas con los drones y, más adelante, se realizará un simulacro con fuego real en colaboración con el Consorcio de Bomberos de Deza-Tabeirós y la Axencia Galega de Emerxencias.

El cubesat vigués, con un formato de 20x10x10 centímetros y 2,1 kilos de peso, ha sido diseñado para permanecer operativo un mínimo de 6 meses y hasta un máximo de 2 años, pero podría continuar en el espacio durante dos décadas antes de desintegrarse en la atmósfera debido a su órbita de 500 kilómetros.

"El XaTcobeo y el Serpens se reintegraron mucho antes, en dos años y seis meses, porque volaban a órbitas más bajas y una diferencia de 100 kilómetros es muy importante. Pero hemos cumplido todas las recomendaciones de la ONU para que no se convierta en basura espacial", apunta Aguado.

Hasta entonces, al Lume 1 todavía le queda mucha misión por delante y, gracias al conocimiento acumulado, la Agrupación Aeroespacial ya piensa en proyectos de mayor envergadura con Alén Space, la spin-off surgida de la Universidad, como principal aliado industrial.

"El objetivo es continuar con los cubesats porque son muy interesantes a nivel de formación y como demostradores, y requieren de presupuestos que se ajustan bastante al ámbito universitario. Pero ya tenemos capacidad tecnológica para desarrollar microsatélites de entre 15 y 20 kilos con un socio industrial. La creación de Alén Space será muy importante porque nos permitirá formar parte de iniciativas promovidas desde el sector aeroespacial", apunta. Y es que pasar de satélites de 3 a 15 kilos supone, solo en gastos de lanzamiento, un incremento de más de medio millón de euros.