Peral Moda, el histórico establecimiento textil de la plaza de Curros Enríquez, bajó ayer las persianas definitivamente. En noviembre de 1958 comenzaba su andadura y sesenta años después, el emblemático comercio echa ayer el cierre, después de liquidar todas sus existencias y no poder superar una crisis que ya hizo desaparecer otras tiendas del grupo durante los últimos años. La jornada de ayer es la última de actividad en el comercio y tanto sus propietarios como los empleados vivieron el día con nostalgia y tristeza.

El comercio fue fundado por el matrimonio formado por Antonio Pérez y María Concepción Álvarez. Su relevo lo tomaron después sus hijos, Marcos y Conchi Pérez Álvarez. La familia enviaba un comunicado en el que anunciaba el cierre y agradecía la fidelidad de clientes y trabajadores.

"Tras 60 años de empresa, Peral Moda cierra. La familia Pérez Álvarez, con Antonio y Conchita a la cabeza, queremos agradecer de corazón a todos los trabajadores y a todos los clientes que han pasado por nuestras tiendas. A los primeros por su trabajo y esfuerzo y a los segundos por su fidelidad; sin ellos no hubiera sido posible estar tantos años con la tienda abierta, en un sector, el de la moda, que tanto ha cambiado", dicen los propietarios.

"Muchas gracias a todos, y especialmente a José y Carmela que nos han acompañado hasta el último minuto. Gracias, muchas gracias. Familia Pérez Álvarez", concluye.

La decisión de echar el cierre ya se adoptó ya hace meses y se conoció en junio pasado, cuando comenzó la liquidación de todas las existencias, un proceso que concluyó ayer, un mes después de que Peral Moda cumpliera los 60 años.

En 1958 era una pequeña tienda en la que se vendía todo tipo de productos textiles, pero con el tiempo evolucionó hasta disponer de varios comercios, y ser un referente en la moda local. Uniformes y trajes de comunión eran algunas de las especialidades del establecimiento.

Pero la crisis hizo mella en el negocio, como ocurrió con otros comercios del centro histórico y en 2015 la empresa tuvo que acudir a un concurso de acreedores, del que salió meses después pero ya "tocado". Sesenta años después, estas son las primeras navidades en las que el emblemático local de Curros Enríquez estará vacío.