El coronel jefe de la Comandancia de la Guardia Civil de Pontevedra, Jorge González Veiga, aprovechó la jornada de puertas abiertas organizada hoy para mostrar el belén instalado en el vestíbulo de las instalaciones, para despedirse oficialmente, ya que a partir del próximo 6 de enero pasará a situación de reserva. Será el teniente coronel Manuel Touceda, sanxenxino de nacimiento, quien le sustituya en el cargo.

González Veiga realizó un positivo balance de este intenso año en el que estuvo al frente de la Comandancia pontevedresa, pero reconoció que en el último año Pontevedra, en una tendencia que común a todo el Estado, ha registrado un incremento notable de denuncias por agresión sexual. Lo ocurrido en Pamplona con La Manada "fue el punto de partida para que las denuncias" por este tipo de delitos registraran un destacado repunte.

Tras incorporarse al cuerpo después de cuatro años en la Embajada de España en Chile, Jorge González recordó que sus esfuerzos durante el último año se centraron en reducir la criminalidad, de forma que la provincia de Pontevedra es de las más seguras del Estado, con unos índices de criminalidad "muy bajos".

Esto, junto a la preocupación social derivada de los robos y hurtos en viviendas particulares, sobre todo cuando los residentes se encuentran en el interior, son dos de los motivos de preocupación de González Veiga y en los que la Guardia Civil ha centrado sus esfuerzos en el último año.

González Veiga ha tenido palabras de agradecimiento para la unidad dedicada a la erradicación de puntos de venta de droga. La limitación de personal de estas unidades de la Guardia Civil les ha llevado a centrar sus esfuerzos en la eliminación del menudeo, explicó.

Y en este sentido, las dos grandes operaciones llevadas a cabo en O Vao y que se saldaron con el encarcelamiento de los principales vendedores de sustancias tóxicas en el poblado "ha supuesto un freno importante a esta actividad, aunque no podemos hablar de que el problema se haya erradicado". Y es que "por muy brillantes que fuera aquellas operaciones", Jorge González reconoció que "siempre quedará gente que vive de la venta y otras personas que tienen que surtirse".