Hace tres años se contabilizaban en la ciudad alrededor de 60 máquinas de juego (esencialmente de apuestas) en bares y ningún salón dedicado a estas actividades. Ahora "funcionan en nuestro municipio 100 máquinas de apuestas, 74 en locales de hostelería y 26 en los propios salones de las casas de juegos". Así lo advierte Marea Pontevedra, que propone al Concello que ponga límites a esta actividad y se prohiba cerca de determinados servicios.

En esta misma denuncia de "proliferación" se manifiesta Ciudadanos, que emplaza al Concello a prohibir estos salones cerca de centros escolares o frecuentados por menores de edad. Pero va más allá e insta a formular campañas de concienciación, a que la Xunta modifique su propia normativa para introducir las mismas limitaciones, y que se colabore en las tareas de inspección de las fuerzas de seguridad.

Marea, por su parte, propone que el Concello regule y controle la apertura de estas instalaciones y se establezcan distancias mínimas de estos salones con colegios y facultades, bibliotecas, centros sociales y de atención socio-sanitaria, de sedes de asociaciones juveniles, recreativas y vecinales, de centros y residencias de mayores, de comedores y albergues, de oficinas de empleo y de entidades que trabajen con colectivos vulnerables.

Marea esgrime datos de la Asociación Galega de Ludópatas Rehabilitados (Agalure) para señalar que "esta patología (la de apostar en máquinas al efecto) ya es mucho mayor en los usuarios de las apuestas deportivas que en los tradicionales casinos, bingos y máquinas tragaperras".