La corporación municipal aprobará dentro de una semana, el viernes 14 de diciembre, el presupuesto del Concello para 2019, el último del actual mandato. Con un importe total de 76.630.000 de euros, solo contará con los votos del BNG, pero saldrá adelante gracias a la abstención de PSOE y Marea. PP y Ciudadanos votarán en contra.

El documento, al margen de la ensalada de cifras en gastos corrientes, personal, inversiones o transferencias, se acompaña de una Memoria de la Alcaldía, un extenso documento en el que el regidor, Miguel Fernández Lores, hace un repaso de las previsiones para el próximo año. Citará las inversiones derivadas del contrato del agua, las obras en calles como Loureiro Crespo o Lepanto y reafirma que en 2019 se actuará en Mollabao.

Pero también dedica un capítulo especial al comportamiento de otras administraciones con Pontevedra, un trato que califica de "óptimo" desde la Diputación y de "luces y sombras" por parte de la Xunta. Es el Gobierno central el que recibe las mayores críticas.

Así, detalla que "el cambio de gobierno en Madrid abrió alguna expectativa en el asunto más espinoso que la ciudad de Pontevedra mantiene con la administración central: la prórroga de 60 años en la concesión de Ence". El alcalde lamenta que "pasan los días y las semanas y el nuevo gobierno socialista no impulsa ninguna medida" para anular esa prórroga "ni impulsa alguna acción que permita la desaparición de la fábrica".

Pero los dardos no se quedan ahí. Reprocha el "lentísimo avance de las obras del eje interior Norte-Sur (la autovía A-57), de la tan esperada reforma del nudo de bomberos y la sorprendente falta de impulso a la tan demandada y sencilla obra de conexión peatonal y ciclista entre Marín y Pontevedra, una aspiración de la que únicamente se escucha hablar en vísperas electorales, pero que resulta una vía de alto interés para la interconexión entre Mollabao y Placeres y la continuación de los itinerarios peatonales que nacen en Bora y acompañan al Lérez hasta convertirse en ría".

Con respecto, a la Xunta, Lores aplaude "la rectificación con respecto al proyecto del Gran Montecelo", un cambio de postura que "marcó un antes y un después del comportamiento del gobierno autonómico con la ciudad". Sin embargo, el balance global, para el gobierno local es "de luces y sombras".

Así, destaca que "continúan en marcha proyectos largamente esperados como la conversión del edificio de Benito Corbal en centro social, o la construcción del nuevo edificio judicial de A Parda. También está en marcha a reforma del puente de A Barca, si bien lamentablemente es escasamente ambiciosa" ya que Pontevedra reclama que se amplíe el espacio peatonal y quede un único carril de tráfico, algo que rechaza de plano la Xunta.

Estación y variante de Alba

También subraya "la presentación del proyecto de mejora integral de la estación de autobuses, una evidente necesidad" ante el deterioro del edificio y destaca la aportación municipal de 625.000 euros en 2019 para abrir un acceso desde la calle Josefina Arruti.

Pero, por contra, menciona "el repetido aplazamiento de la construcción de la variante entre Alba y San Caetano, otro de los graves incumplimientos de la Xunta en Pontevedra, condenando al vial actual (la PO-225) a soportar los tráficos de paso entre las carreteras de Santiago y Vilagarcía, esta última una carretera que nunca vino ejecutado su plan de reforma, presentado varias veces pero nunca traducido a obras concretas".

El saneamiento integral de la ría "es otro asunto pendiente de la máxima importancia para Pontevedra". Sostiene el alcalde que "la mejora general del sistema de depuración que se aplica en la actualidad es imprescindible para devolver el agua en buenas condiciones, así como la mejora de los sistemas separativos de fecales y pluviales, especialmente en los municipios limítrofes de Poio y Marín".

Pero rechaza la ampliación de la depuradora de Placeres: "El actual plan de magnificar la planta de Lourizán no la consideramos una buena solución, toda vez que los municipios de Poio y Marín deberían disponer de espacios en sus territorios para construir sendas depuradoras".

Otras demandas ya son tan antiguas que asuntos "como el puerto seco de Liborei complementario a la actividad del Puerto de Marín, o las reformas urbanas que se habían planteado en Monte Porreiro y el Este de la ciudad, fueron desapareciendo de la agenda de inversiones de la Xunta".