Miguel Rosendo fue el acusado que más tiempo empleó en su turno de última palabra. Dio las gracias a su abogado y "a todas las personas que han creido en mi inocencia". También reprochó a una abogada qe hubiera señalado que "Miguel Rosendo no pertenecía a la Iglesia" asegurando que "voy a tener que buscar en el catecismo" para comprobar si dice que "si estoy bautizado no soy hijo de la Iglesia". Aseguró que nunca la orden "ha desobedecido ningún mandato de la Iglesia" y aseguró que "me duele profundamente que se utilice la palabra líder, padre o incluso fundador" para referirse a él. Asegura que en prisión le preguntaron si toda la medicación que tomaba no le hacía daño y el respondió que "son las mentiras las que me hacen daño". Frente a otros que dijeron que querían olvidar él dio "gracias a Dios de haber conocido a todas estas personas" que pasaron por Orden y Mandato".