Con el objetivo de que deje de ser necesario conmemorar el Día Internacional contra la Violencia sobre la Mujer, el Colectivo Feminista de Pontevedra y otras entidades sociales de la comarca salieron un año más a las calles para demandar una sociedad en la que no quepan estas conductas. En este 25-N se realizó en la Praza da Peregrina de Pontevedra una subasta simbólica de hombres y niños, que se ofertaron al mejor postor para matrimonio, prostitución, mano de obra barata, o explotación.

El Colectivo Feminista de Pontevedra, en nombre de todas las personas que repudian el machismo, exigió a los poderes públicos que cumplan el Convenio de Estambul, abordando de forma real y no solo punitiva, sino también de protección social, la prevención y reparación del daño en todas las formas y expresiones de violencia contra las mujeres, niñas y niños.

Exigen mayor diligencia de los gobiernos y de los parlamentos en la aplicación de las 214 medidas incluidas en el Pacto de Estado en esta materia y que la acreditación extrajudicial de la situación de violencia se regule con urgencia y eficacia. Piden que los 200 millones de euros de presupuesto contra la violencia de género en 2018 se apliquen a la mejora estructural de los servicios públicos de prevención y atención, no al mantenimiento de su precariedad, o a un goteo de proyectos temporales.

Demandan la inclusión de la educación sexual y para la igualdad en todo el sistema educativo, de forma que se incida desde edades tempranas en la educación contra el machismo, los maltratos y la cultura de la violación, "tan presentes en nuestros días y fomentadas desde la producción y el consumo de pornografía y mejorar también la formación y prevención desde la sanidad y los medios de comunicación".

Entre otras medidas reclamaron también medidas para fomentar la aplicación de políticas públicas de ayuda a las mujeres maltratadas y prostituidas con el fin de insertarse en una vida social y laboral conforme a la dignidad que se merecen, donde sus derechos fundamentales estén protegidos, además de sancionar de manera contundente y disuasoria a los hombres que compran estos servicios sexuales, sin olvidar establecer mayores controles sobre los proxenetas y sus actividades lucrativas relacionadas con esta vulneración de los derechos humanos.

A nivel local se reclamó crear desde la Xunta de Galicia, en coordinaciones con los concellos, una verdadera red de Centros de Información á Muller (CIM), "capaz de dar un servicio integral a cada una de las gallegas, independientemente de la localidad donde residan.

Subasta

"No guardaremos silencio. No miraremos para otro lado. Ni sumisas ni calladas", concluyó el manifiesto antes de asegurar que "continuaremos en nuestra lucha por la igualdad", porque eso es lo que significa ser feminista.

En una acción titulada "Ata fin de existencias" el Colectivo Feminista celebró una subasta simbólica de hombres y niños para diversos tipos de cosificación. Como por ejemplo para su prostitución, ya que se calcula que en España hay unas 100.000 prostitutas. Solo un 20% de ellas son españolas y muchas son víctimas de la trata de personas, obligadas a desarrollar esta actividad contra su voluntad. En el mundo son prostituidas entre 40 y 42 millones de mujeres o niñas, con edades que van de los 13 a los 25 años en su mayoría. Actualmente los encuentros deportivos como mundiales de fútbol u olimpiadas permiten también el aumento de las redes de explotación sexual.

Se ofertaron también para violación, dado que en España se registran oficialmente cuatro violaciones diarias y se denuncia una violación cada ocho horas. Aún así, el número de violaciones, agresiones o abusos sexuales que se denuncian es un porcentaje mínimo. Más de un millón y medio de mujeres y niñas sufrieron violencia sexual en España. Se estima que el 35 por ciento de las mujeres de todo el mundo sufrió violencia física y/o sexual por parte de un compañero sentimental o violencia sexual por parte de otro.

Se "subastaron" hombres directamente para matar o maltratar, para recordar que las víctimas mortales por violencia de género en lo que va de año ascienden a 49. Esta cifra asciende a 99 víctimas si se tienen en cuenta los ocho menores también asesinados (la cifra más alta desde que se tienen registros), así como por prostitución o por el crimen organizado.

En esta subasta se "pujó" por hombres para ser víctimas de acoso, ya que un total de 2.484 mujeres se vieron afectadas, entre 2008 y 2015, por acoso sexual laboral en España, lo que supone casi una diaria, según datos de la Inspección de Trabajo.

Vientre de alquiler

También se ofertaron para alquiler. El primer vientre de alquiler de España costó 18.000 euros. La legislación española prohibe explícitamente esta técnica, pero existen ferias y agencias que ofrecen créditos para ello y permanecen en un "limbo" legal. Se calcula que en España aproximadamente mil niños por año provienen del alquiler de vientres y esta cifra aumenta debido a los vacíos legales.

Los hombres se "subastaron" en A Peregrina para casar, ya que doce millones de niñas están sometidas cada año al matrimonio infantil. Un estudio de Unicef revela que 60 millones de niñas menores de 18 años pueden estar casadas en el mundo. La mayoría de niñas, que desconoce lo que sucede durante la noche de bodas, se resisten por lo que las lastiman, las dejan lisiadas, o las matan.

Se ofertaron hombres para su cosificación, para ser tratados como instrumento de placer sexual, haciendo de ellos un "objeto sexual". Esta forma de violencia, que resulta casi imperceptible, somete a todas las mujeres a través de la publicidad, las revistas, las series de televisión, las películas, los videojuegos, los vídeos musicales, las noticias, y los reality shows, expusieron.

También se ofertaron para su explotación laboral. Las mujeres siguen soportando mayores niveles de explotación y precariedad. La brecha salarial entre hombres y mujeres en el España es más alta que nunca: las trabajadoras reciben de media un 24% menos de salario por el mismo trabajo, lo que las condena a tener pensiones más bajas y, por tanto, a una peor calidad de vida también en la vejez. Los recortes y privatizaciones de los servicios públicos como guarderías, dependencia o sanidad obliga a muchas mujeres a abandonar sus empleos para dedicarse al cuidado de hijos o familiares. La tasa de paro es también más elevada entre las mujeres.