La de ayer volvió a ser una maratoniana jornada en el juicio contra los "miguelianos" en la Audiencia de Pontevedra. Entre los testigos que prestaron declaración ayer se encontraba una sobrina del principal acusado y supuesto líder de Orden y Mandato, Miguel Rosendo. Una joven que residió con la familia y que también formó parte del grupo y que negó que su tío la hubiera agredido, tal y como se escuchó en alguna sesión del juicio.

Tampoco vio que agrediera o insultara a otros miembros del grupo y negó que ella misma hubiera sido objeto de ningún tipo de ritual o exorcismo para "sacarle el demonio", como se le preguntó. Tampoco observó que hiciese algo parecido con otras de las consagradas.

Asimismo, aseguró que los miembros de Orden y Mandato tenían total libertad para entrar o salir tanto de las residencias de la Orden como del propio grupo.

Esta fue una de las primeras declaraciones que se pudo escuchar en una larga jornada en la que también estaba previsto que declarasen los peritos de la Guardia Civil que examinaron a algunas de las consagradas. La abogada de la acusación, Ana Reguera, esperaba que los agentes ratificasen sus informes en los que se explica, según indicó, que estas mujeres fueron "sometidas a técnicas de persuasión coercitiva".

La abogada de la acusación particular también esperaba una mayor "profesionalidad" de estos peritos que contrastó con el testimonio de los psicólogos que declararon a propuesta de la defensa el pasado lunes.

Una declaración que la letrada calificó como un informe "de parte, sesgado y muy parcial" en el que "no daban ejemplos de esos supuestos actos de hostigamiento" a los que aseguraban que habían sido sometidas varias de estas consagradas pero no por Miguel Rosendo, sino por el consiliario de la asociación, el sacerdote Isaac de Vega, por lo que le restó trascendencia a la misma.