José Ramiro Riveiro Arca "Pepe" y Tere Rodríguez Lorenzo son y están "muy felices". Emigrados a Argentina de niños con sus respectivas madres -y Pepe también con una hermana hace 60, a los 16, y Tere con tan solo 3- se conocieron con 22 y 15 años respectivamente allende los mares y se casaron 5 años después en Buenos Aires, en la parroquia de Nuestra Señora de las Victorias. Y este nombre fue premonitorio. Pepe, que en Galicia era peón de albañil, gracias a su tío y padrino aprendió a rectificar motores y a ello se ha dedicado siempre. La vida les ha tratado muy bien. Han tenido 3 hijos -Teresa, Alicia y Ramiro- y 5 nietos (cuatro varones y una mujer, ya veinteañeros). Están "muy unidos", explica Tere. Fue, tal vez, la justa recompensa para Pepe por lo que hasta hace apenas unos días era la espinita clavada que tenía en el corazón, su asignatura pendiente: conocer a los cuatro hermanos que tenía en Galicia.

Al mayor de ellos, José Manuel García Torres, le conoció de niño. Su padre -que después de que él naciera había formado una familia con otra mujer- le llevaba a su casa los días de su cumpleaños y santo. A los otros tres -Manolo, Ramiro y Marisa- no llegó a conocerlos y los dos varones ni siquiera sabían de su existencia.

Marisa lo descubrió hace seis años gracias a que su madre le confesó poco antes de fallecer que tenía un hermano en Argentina. Vecina de A Casiña, ayer le explicó a esta Redacción que se quedó tan sorprendida que no se lo comentó a nadie. Ni siquiera a su marido.

A ella fue a quien un amigo de la infancia de Pepe en A Casiña, José Carballo, le explicó que Pepe y su mujer estaban a Galicia -gracias al pasaje de un programa de reencuentros de la Xunta que les entregaron el día anterior a que celebrasen sus bodas de oro- y que querían conocerles. Marisa no dudó. Ella también quería. Y, además, se lo planteó a sus hermanos. José Manuel confesó entonces que él sí que lo sabía pero que tampoco nunca lo había comentado. Los cuatro estaban dispuestos a conocer a su quinto hermano.

Se abrazaron por primera vez hace unos días en la casa de Ofelia, una prima con la que Pepe compartió infancia. Tere e Isabel, la hija de Herminia, otra prima, ejercieron de cómplices y retransmitieron en directo el encuentro a la familia de Pepe y Tere en Argentina. Su nieto mayor, Nicolás, le confesaría después que volvía en transporte público de la universidad a casa pero que en todo el trayecto no pudo parar de llorar. En A Estrada hubo un diluvio de lágrimas de emoción. Tenían tantas cosas que contarse que los días -en los que Pepe y Tere han podido a sus tres sobrinos gallegos- se le han pasado volando. Así se irán Pepe y Tere el día 15.

En la maleta se llevarán la foto aérea de A Casiña -con las casas natales de Pepe y su padre- con la que les acaban de agasajar los familiares que ayer les sorprendieron con una emotiva comida familiar en el restaurante La Bombilla de A Estrada. A tan entrañable cita quisieron apuntarse también José Carballo, Ofelia, Herminia, sobrinos y bisobrinos del padre de Pepe y sus cuatro hermanos -como Sonia Lomba- y primos de la madre de Pepe. Aunque por videoconferencia, tampoco quisieron perderse la celebración los tres hijos de Pepe y Tere, que han podido con primos y bisobrinos que su familia en Galici no para de crecer. Aunque tengan que irse y estén lejos, unos y otros prometen no volver a perderse la pista. Seguirán en contacto. Al menos por videoconferencia. Y cuando puedan, en persona. Están "encantados" de haberse conocido y deseosos de recuperar el tiempo perdido.