La construcción de las pozas de A Tafona encaran su recta final. El "proyecto estrella" del gobierno local se acerca a su última fase con muchas incógnitas por resolver, entre ellas la fecha para su puesta en marcha o su modelo de gestión. Se trata de un proceso iniciado en diciembre de 2014 y que contó con numerosas críticas por su ubicación y por el uso del agua. Tras la negativa de la Xunta a realizar un pozo en la zona, empleará el agua residual de la fuente de As Burgas.

Las previsiones del Concello es que a lo largo de este mes la empresa encargada de conectar la fontanería, Marconsa, finalice los trabajos de acondicionamiento de las tuberías en la parte ya construida, compuesta de cinco pozas de diámetros variables entre dos y ocho metros, la sala de instalaciones, los dos vestuarios y la recepción. La financiación se fue acometiendo a través del Plan Concellos de la Diputación.

El alcalde, Juan Manuel Rey, señalaba que con estas obras arrancaría la fase final, compuesta por medidas de embellecimiento, apuntando que las estructuras de hormigón de A Tafona podrían ser pintadas o se realizarán grafitis, el cierre perimetral y la conducción de red separativa de pluviales y una importante obra que conectaría la zona en la que están ubicadas las pozas con la calle Iglesia. En ese sentido, esta última obra separativa no se podrá adjudicar hasta el próximo 2019, dentro del Plan Concellos.

Desde el gobierno local reconocen que no hay fecha para la inauguración de las pozas ni tampoco el modelo de gestión. Independentes de Caldas y BNG realizaban en el pleno de septiembre sendas preguntas sobre la acometida de gas, que no se incluyó en el proyecto inicial y después incluso se optó por modificar la primera versión para ampliar su capacidad, así como su conexión con la infraestructura.

Otro de los debates suscitados acerca de las pozas se debe a la denominación de las aguas que emplearán, catalogándola el gobierno local de "termal no mineromedicinal". La Consellería de Industria solo permite el uso del agua procedente de la fuente de A Burga, pero que después de su vertido a la intemperie pasa a ser calificada como "residual".

"Que sea residual no significa que tenga residuos. Pueden ponerle el adjetivo que quieran, pero mantiene las mismas propiedades", indicaba Rey al respecto.

En un principio, el plan iba a ser ejecutado en dos fases, pero en 2013 se procedió a la rescisión del contrato de la empresa adjudicataria y la obra, realizada con medios propios y contratación de empresas puntuales, fue acumulando numerosos retrasos desde diciembre de 2014.