La confianza del párroco de San Martiño de Salcedo, Jesús Niño, en que el Arzobispado de Santiago asuma la financiación de las obras de la bóveda del templo podría tener como respuesta una aportación económica simplemente "simbólica" desde la capital gallega. "El arzobispado no tiene capacidad para ayudar a tantos templos", asegura el vicario episcopal, Calixto Cobo.

Más de 100.000 euros costarán los trabajos en la cubierta y la bóveda de la iglesia pontevedresa. Es mucho dinero para la parroquia, pero también para el Arzobispado de Santiago, tal y como confirma el vicario de Pontevedra. "Es imposible que lo pueda asumir, tiene que asumirlo la parroquia cristiana y el arzobispado ayudará con un procentaje simbólico", dice.

Informa de que los trabajos tienen que pasar por varias comisiones, entre ellas las de Patrimonio de la Xunta, de Patrimonio de la propia Iglesia y del propio Concello. En su opinión, el carácter social de muchos de los eventos que se celebran en la parroquia pueden propiciar que se pida ayuda "a otras instituciones". "¿Por que no hacerlo si muchos de los actos, aunque de carácter religioso, convierten a la iglesia casi en un local social?", se pregunta.

"Actitud muy positiva"

Sin embargo, el párroco de San Martiño de Salcedo, Jesús Niño, reconocía ayer mismo que se siente optimista al respecto. "Todavía no me han comunicado nada, pero creo que desde el arzobispado hay una actitud muy positiva", dijo.

Los efectos de una reparación mal hecha hace cerca de dos décadas han provocado filtraciones de agua con graves daños en la cubierta del templo. Ante el riesgo de desplome de la bóveda, el párroco ordenó cerrar la iglesia y retirar de su interior todos los objetos de valor: orfebrería, 27 imágenes, ropa, el órgano, lámparas y unos 70 bancos.

En el traslado participaron unas 40 personas. Toda la orfebrería fue puesta a buen recaudo durante dos días intensos de trabajo. "La gente se portó muy bien, muy colaboradora", según el párroco.

Fue él mismo el que detectó los desperfectos en la bóveda cuando comenzó a caer arenilla. "Ya en agosto se vio y se subió a comprobar el estado. Yo fui avisando desde hace meses a los feligreses de que el templo se iba a cerrar y el domingo pasado se tomó la decisión", afirma Jesús Niño.

El riesgo de que pasase algo que pudiese poner en peligro la integridad de los feligreses llevó a dejar de utilizar la iglesia. El sacerdote calcula que no se volverá a abrir hasta dentro de un año.

Para no dejar a los creyentes sin misas, estas se oficiarán los fines de semana en la Casa Diocesana Raíña da Paz, en el lugar de Matalabos.

Los arquitectos del Arzobispado de Santiago serán los que se encargarán de realizar el proyecto, tal y como informó Jesús Niño. Pero lo que no está claro es quién asumirá los más de 100.000 euros de los trabajos.

Se necesita una cubierta nueva. Aunque el documento técnico corra a cargo de la Iglesia, esta necesita también el permiso de la Dirección Xeral de Patrimonio, de la Consellería de Cultura de la Xunta de Galicia.