La estación de tratamiento de aguas residuales de Placeres es una instalación de carácter supramunicipal, que gestiona directamente la Xunta, sin intervención de los concellos a los que atiende, en especial Pontevedra, Poio y Marín. Entró en servicio en 1993, por lo que ya cumple más de 25 años, periodo en el que quedaron de manifiesto sus deficiencias.

Con un diseño inicial para 200.000 habitantes, su capacidad actual es muy limitada, una situación que el gobierno local pontevedrés atribuye a que llega más agua de la que debería llegar. El concejal César Mosquera reclama una "mayor disciplina y control de la red, que es muy deficitaria". A su juicio, si se limita el efluente a las aguas residuales y desaparecen las pluviales, "su tamaño es suficiente", una opinión que no comparte en absoluto Augas de Galicia, que estima que es necesario llegar a los 40.000 metros cuadrados de superficie, cuando ahora es de 14.000.

Ante esta disparidad de opiniones, la concejala de Ciudadanos, María Rey, reclamó ayer que todas las partes implicadas estén presentes en la mesa de seguimiento del saneamiento de la ría, que precisamente está convocada para el martes.

En ese órgano se sientan la Xunta, los concellos y las cofradías, pero Rey, así como los vecinos de Lourizán, creen que deben estar presentes todos los grupos municipales y el propio barrio de Placeres. Rey reprocha a la Xunta que "busca la opción más económica para la depuradora, cuando lo que hay que buscar es la más eficaz e eficiente".

La alternativa que plantea el Concello para evitar la ampliación de la depuradora de Placeres es ejecutar plantas propias en Poio y Marín, una opción que ya descartó Augas de Galicia, que alega además que la de Placeres "es imprescindible ampliarla" al margen de que sea solo para la capital.

Según los estudios técnicos, la ubicación de esas depuradoras alternativas es muy compleja por tratarse de zonas "densamente urbanizadas". Marín "presenta una orografía abrupta que dificulta el emplazamiento de una Edar e implicaría cambiar por completo la dirección de los colectores, por lo que no hay emplazamientos viables".

En Marín también hay "dificultades topográficas que impiden conseguir terrenos de superficie significativa" para una segunda planta, ya que esas desventajas no parecen afectar a la que exige la Xunta en Raxó, si bien ahora depende del Estado.