La Comisión de Urbanismo dio respuesta ayer a las inquietudes presentadas por los propietarios del inmueble que ardió en 2016 en A Ferrería y que tiene frente también a la calle Michelena.

La primera cuestión que preocupa a los propietarios es la posibilidad de separar los dos inmuebles a través de una división horizonal u otra figura urbanística que facilite la tramitación de un expediente de rehabilitación.

Y es que según explicó Anabel Gulías, concejala de Urbanismo, los dos edificios cuentan con tres catalagociones de protección diferentes, lo que dificulta la concesión de una licencia que permita reconstruir el inmueble.

Otra cuestión por la que se han interesado los propietarios tiene que ver con el uso futuro al que podrían destinar el edificio.

Entre las propuestas que plantean al Concello barajan tres opciones diferentes coincidentes en que el bajo tenga un uso comercial. Las otras dos difieren en que las plantas supueriores sean destinadas exclusivamente a oficinas, o que este uso sea mixto, es decir, combinado con el residencial.

La Comisión de Urbanismo no detecta impedimento alguno para que cualquier de los tres pueda ser el elegido por los propietarios.

Donde sí hallaron cierta discrepancia es en la tipología de los materiales que utilizarán para llevar a cabo la rehabilitación, limitado por las catalogaciones que afectan al inmueble.

La información urbanística requerida por los propietarios ha sido interpretada por el Concello como un interés por parte de la propiedad por acometer la rehabilitación de un edificio emblemático en la ciudad y que lleva dos años en estructura después de que un incendio lo calcinara.

El montaje de andamios en el inmueble colindante, para actuar en la medianera entre ambos edificios contiguos, hizo albergar la esperanza de que los trabajos de rehabilitación pudiesen comenzar de forma inminente, una ilusión que el Gobierno local conserva.