El gobierno local acordó en su sesión semanal de ayer la congelación de todas las tasas e impuestos municipales por quinto año consecutivo, como paso previo a la elaboración de los presupuestos municipales de 2019, en los que ya se trabaja.

Quedan de este modo sin modificación alguna, ni al alza ni a la baja, veinte ordenanzas de tasas, cinco de impuestos, una ordenanza general y otra de contribuciones especiales.

Desde la Concejalía de Economía e Facenda que dirige Raimundo González Carballo, se recuerda que en el caso de subir el IPC, fijado en un 2,3% de septiembre de 2017 a septiembre de 2018, el Concello ingresaría más de un millón de euros.

Frente a esta vía, se opta por la intensificación de las inspecciones y actualizaciones de los padrones "buscando la equidad impositiva y permitiendo, al tiempo, mantener el ahorro de los pontevedreses", según destaca el gobierno local.

El concejal González Carballo explica que la presión fiscal de Pontevedra "es de las más bajas de todas las capitales de provincia del Estado, tal y como lo recoge el ranking tributario de los municipios españoles que publica todos los años el Ayuntamiento de Madrid".

En el último informe, que evalúa 52 capitales de provincia, Pontevedra ocupa el puesto 39 en el gravamen de la Plusvalía; el 40 en el ICIO; a partir del 44 en las diferentes escalas del Impuesto de vehículos; en el puesto 34 del IAE, y en el 42 del IBI.

De hecho, el Concello lleva cinco años consecutivos (desde 2015 incluido) congelando sus gravámenes, pero "cuenta con una trayectoria de diez años sin variar o bien incrementando las tasas municipales por debajo del IPC". El equipo municipal subraya que se congelaron los impuestos y tasas en los años 2007, 2009, 2010, 2011, y en el período de 2015 a 2018. El resto de años desde 2007, los incrementos fueron por debajo IPC y sobre algunas tasas.

Raimundo González explicó ayer que el gobierno local ya trabaja en la elaboración de la norma económica del año 2019, aunque están pendientes de conocer el incremento salarial fijado para los trabajadores y las transferencias económicas del Estado. "Esperaremos unos 15 días, si no tenemos noticias, tiraremos para adelante", aseguró.

Este presupuesto de 2019 será el último del actual mandato, un periodo marcado por la polémica presupuestaria en sus primeros años, hasta el punto de que a finales de 2016 el gobierno local llegó a barajar la presentación de una cuestión de confianza vinculada a la aprobación de las cuentas.

Esa amenaza no salió adelante porque el BNG recibió al ultima hora el apoyo, desde fuera, de Marea, en forma de abstención, a cambio de algunas medidas. Entre ellas figuraba la Renta Social, que aún continúa sin ser aplicada, lo que acaba de llevar a a formación rupturista a denunciar su retraso. Aún así, Marea volvió a facilitar la aprobación presupuestaria un año después, una postura que también adoptó entonces el PSOE.