La Xunta, a través de la Consellería de Medio Ambiente, Territorio e Vivenda, se encuentra ultimando los trámites administrativos para anunciar la aprobación definitiva del Plan Xeral de Ordenación Municipal (PXOM) de Caldas. La medida llega después de que en 2016 (el pleno municipal) y febrero de 2017 (la administración autonómica) diesen luz verde parcialmente al PXOM que regulará aproximadamente el 96% del suelo del término municipal, quedando solo por reglamentar el casco histórico, que estará sometido por un Plan Especial de Protección en desarrollo todavía.

Con este trámite se pone fin a una tramitación iniciada en 2003 y después de que, diez años después, se hiciese una aprobación parcial en el Concello, que dejaría de estar en vigor tras el rechazo de la Xunta a aprobarlo, volviendo a una normas subsidiarias de 1995 que dejaban en el limbo, entre otras cuestiones, la seguridad legal de la zona industrial de Veigas de Almorzar, que agrupa el mayor suelo industrial del municipio.

La segunda aprobación parcial, en 2016, llegaría a contrarreloj antes de que se aprobase la Lei do Solo, que hubiese limitado de forma importante las aspiraciones urbanísticas en Caldas.

A pesar de eso, el PXOM consideraba en 2017 la previsión de 1.635 viviendas nuevas en el suelo urbano y urbanizable. Las pretensiones chocaban con las ideas de los técnicos de la Xunta, que cifraban en 3.492 viviendas en el año 2001, por lo que creían excesivas ese gran crecimiento en el municipio, sobre todo teniendo en cuenta su redacción durante la crisis económica.

En estos casi dos años fueron varias las reformas que tuvieron que acometer los redactores del PXOM para cumplir con las demandas de la Xunta para su aprobación definitiva. En concreto quedaron en suspenso y, por lo tanto, susceptibles a revisión la declaración de los núcleos rurales de O Campelo (San Clemente), O Gorgullón, Cope (Carracedo), Outeiro, Follente (Bemil), O Pazo, O Somonte (Santa María), Marán, Foxacos, San Martiño, Penalta (Arcos), O Carballal, Cardín, Soutelo de Arriba (Saiar), O Reguengo y Santa Catalina (Godos). Las modificaciones solicitadas son o bien porque no reúnen la estructura propia del modelo tradicional de asentamiento, porque algunas podrían considerarse como núcleo rural histórico-tradicional, porque no cumplen con el grado de consolidación, porque incluían parcelas vacías en su entorno o porque se incluían en ellas edificios fuera del propio núcleo.

Además, las pretensiones del Concello de crear un gran polígono industrial en el lugar de Paradela tuvo que alterarse al encontrarse dentro de la zona de protección del río Bermaña.