Tras solo un año entre idear, diseñar y probar, en 1958 se implantaba el primer marcapasos en humanos. El responsable de este instrumento que hoy en día salva y mejora la calidad de vida es Jorge Reynolds. Tras toda una vida dedicada al corazón, ayer visitaba Caldas de Reis para ofrecer una conferencia sobre cardiopatías y sobre el ilustrado Francisco José de Caldas, con motivo de su 250 aniversario.

--¿Cómo llega un ingeniero eléctrico a acabar en el campo de la medicina?

-Hoy en día, las profesiones han comenzado a ser totalmente interdisciplinarias. La medicina, el derecho, la música? todas eran áreas totalmente separadas en las que no tenían nada que ver una con las otras pero la tecnología ha hecho que las profesiones sean totalmente interdisciplinarias. Hoy en día los médicos siguen haciendo su rutina, diagnóstico y seguimiento del paciente, pero las herramientas vienen de la ingeniería, la física, las matemáticas y otros campos totalmente diferentes. Yo comencé hace 60 años en una época en la que las profesiones estaban absolutamente separadas, pero empezaba a comenzar la tecnología con sistemas de diagnósticos, por ejemplo. Entre con ese nuevo mundo.

-¿Y cómo fue el proceso por el cual la tecnología podía ayudar al corazón y llegar así al marcapasos?

-Viendo esto, comencé a ver que el corazón era un sistema totalmente eléctrico y que las arritmias eran problemas eléctricos. Muchas de estas arritmias mataban y no había solución. Se manejaban con drogas y demás, pero había un momento en el que ya no había nada que hacer. Entonces, pensando en lo que sucedía, los bloqueos del sistema eléctrico, como si cortásemos un cable, me llevó a la idea de crear un sistema artificial que crease los mismos pulsos eléctricos. Ese fue el comienzo. Le comenté la idea al jefe de cirugía de la clínica Shaio, le pareció muy interesante y empezamos a hacer pruebas y vimos como la idea funcionaba.

--¿Cómo llegó esto a aplicarse por primera vez en personas?

-Nos llegó un paciente remitido de Ecuador, el cual tenía bloqueo completo, uno de los tipos de arritmias y el doctor Bejarano llegó a mi departamento y me dijo "llegó este paciente y no hay nada que hacerle sino el marcapasos que estamos ensayando". Mi primera reacción fue sorprenderme. Era una cosa totalmente experimental todavía. Entonces hablamos con el paciente, que era un sacerdote y entre el doctor Berjarano y él me convencieron de que esa era la única solución que tenía, si no iba a morir. Además, el sacerdote me consoló diciendo que si se moría, yo no me iría al infierno (se ríe). Procedimos a hacerlo y el paciente vivió 18 años con marcapasos y murió con 104 años.

-Con continuos avances tecnológicos, ¿cree que algún día la tecnología sustituirá a los fármacos o es una idea más de la ciencia ficción?

-Siguen siendo de gran importancia los fármacos? por otra parte, la tecnología también tiene sus aplicaciones, pero no suprime nada, pero sí en el caso de las arritmias, por ejemplo, en el que las drogas llegan a impregnar y ya no cumplen su función, se vuelven tóxicas y la única solución es la implantación del marcapasos.

-A pesar de crear el marcapasos, no tiene la patente internacional.

-Ni nunca la saqué ni me interesa. Cualquier cosa experimental, en cualquier novedad supondría una nueva patente y con ello gastos muy grandes. Una patente cuesta alrededor de 28.000 euros y por poco que se cambie algo, ya supone otra patente. No vale la pena.

--¿El hecho de que no tenga patente le ayudó a llevar el marcapasos a otros sitios donde económicamente no se lo podrían permitir?

-Sí. No he tenido ningún problema en Europa, Estados Unidos, en India? La patente es una cosa muy relativa. Las novedades en el marcapasos, mejoras, han sido importantes por lo que es absurdo una patente. No soy partidario de ellas.

-Se habla del nanomarcapasos, ¿qué es lo que queda para su implantación?

-Ya está funcionando en varios animales y estamos esperando a que nos den el permiso para implantarlo en el primer humano.

--¿Cree que puede ser el futuro?

-No. Yo creo que los marcapasos en muy poco tiempo desaparecerán, el futuro está en las células madre con tecnología de la regeneración de esos sistemas eléctricos del corazón.

-¿Se debería dejar investigar más con las células madre?

--Sí, esta parte de las células madre es algo que todavía esta comenzando, pero es el verdadero futuro. Por lo menos en el caso de la cardiología, pero también en otros órganos como la regeneración de pulmones, riñones, hígado y diferentes órganos? Se cree que ese será su futuro en 5 o 10 años.

---En su caso el doctor Bejarano confió en los avances.

-Era una persona que pensaba en el avance, con él habíamos hecho la parte experimental con resultados bastante buenos. Ya había indicios de que iba a funcionar, pero tuvimos también suerte. Piensa que el primer marcapasos se lo pusimos a un paciente cuando tenía ya 86 años y murió con 104. Nos abrió las puertas al progreso, pero también otros investigadores de Europa y Estados Unidos empezaron a trabajar y en muy poco tiempo empezaron a ensayar e implantar marcapasos con éxito.

-A parte de su vida con los marcapasos, realizó numerosos estudios con las ballenas. ¿Qué aprendió de los cetáceos? ¿Por qué con estos animales?

--Las ballenas son los animales más grandes que existen o que han existido. Más grande que cualquiera de los dinosaurios. Tienen un corazón de mamífero como el nuestro: dos aurículas, dos ventrículos, pero su tamaño es totalmente diferente. El corazón de una ballena azul puede pesar dos toneladas. En cada contracción movilizan 1.000 litros de sangre y este corazón gigantesco tiene un funcionamiento igual o muy parecido al corazón humano. Entonces los trabajos que hicimos con estos y otros animales es conocer y estudiar esos corazones y ver que podemos aprender en beneficio del corazón humano y desarrollar tecnologías.

-También trabajó en el Everest. ¿Está el corazón preparado para nivel tan extremos?

--Trabajamos con montañistas de diferentes países para ver cómo afecta la altura, la baja presión atmosférica, el frío, el estrés? Los acondicionan de todas maneras y se van preparando, pero hay cambios demasiado extremos y peligrosos muchas veces.