Como cada mes de octubre en los últimos años, la amenaza de sequía se convierte en la primera preocupación de ciudadanos y Concellos y más en momentos como el actual, en el que la falta de precipitaciones desde hace semanas reduce el nivel de ríos, manantiales y pozos. El gobierno local ya activó ayer su primera alarma ante el "preocupante" estado del Lérez, cuya caída de caudal se ha acelerado en los últimos días y se sitúa ya en los mismos niveles de hace un año, cuando fue necesario adoptar medidas de emergencia y reclamar a Ence una reducción drástica de su captación en Bora, aguas arriba de Monte Porreiro, donde se localiza el bombeo para la población.

Así lo admitió ayer el concejal Raimundo González Carballo, si bien quiso lanzar un mensaje de tranquilidad y garantizó el suministro a los ciudadanos, toda vez que aún es posible captar agua del río y se dispone además de las reservas del embalse del Pontillón. La presa de Verducido se encuentra al 94% de su capacidad, es decir, prácticamente lleno, y con ello "da para abastecer a toda la ría durante mes y medio", es decir hasta mediados o finales de noviembre en el peor de los casos y no hay lluvias hasta entonces.

Según las cifras que aportó ayer el gobierno local, el nivel del Lérez en a la altura de la estación de bombeo de Monte Porreiro es de 2,47 metros, ligeramente por encima de los 2,43 de hace doce meses. "La situación empieza a ser preocupante -admite el edil- porque además no se prevén lluvias en los próximos quince días". Ya se advierte de que con las tres bombas en funcionamiento constante, se producen "momentos de cierta escasez" y es necesario desactivar alguna, de modo que "estamos vigilantes". Por el momento no está previsto adoptar medida alguna de recorte de riegos o de otro tipo, pero sí se hace un llamamiento a la población para que "haga un consumo responsable del agua".

Por el momento, al menos hasta la tarde de ayer, el suministro a la población se sustentaba únicamente en los bombeos del Lérez y la intención es seguir así todo el tiempo que sea posible, sin acudir a las reservas del Pontillón.

El embalse se utiliza para el suministro urbano durante el invierno y la primavera, pero en mayo se cierra por completo para que se llene al máximo y disponer de "ese almacén" en las peores épocas del año, que siempre son septiembre, octubre y noviembre si no llueve, como ocurre en esta ocasión y pasó el pasado 2017.

Si hubiera que acudir a sus reservas, el agua almacenada permitiría cubrir las necesidades durante unos 50 días con un consumo como el que se registra estos días de alrededor de 32.000 metros cúbicos diarios. Ese consumo corresponde en algo más de un 50% al municipio de Pontevedra, pero el resto se envía a los demás municipios de la ría: Poio, Marín, Sanxenxo y Bueu, además de a parte de Ponte Caldelas, para abastecer a las empresas del polígono de A Reigosa.