Ivana Lima, acusada de pertenecer a la supuesta asociación ilícita, aseguró que el consejero religioso de la orden, Isaac de Vega, así como "otros sacerdotes" les llegaron a decir sobre Miguel Rosendo que "este hombre es un santo, guardad reliquias porque en el futuro será santo", motivo por el que las integrantes de la orden guardaban mechones de pelo, uñas e incluso una camiseta del líder de la Orden de los Miguelianos.

Lima y otro integrante de la asociación católica promovieron la creación de la orden porque "yo y este señor (señalando a otro de los acusados), teníamos la inquietud de ser monje y monja y así se lo transmitimos a Miguel", de modo que se consagraron a la Orden de San Miguel Arcángel.

Lima, además de acusada es también una supuesta víctima de agresiones sexuales por parte de Miguel Rosendo. "Nunca me agredió ni a mí ni a otros, nunca jamás", sostiene esta mujer, quien explicó ante el tribunal que Miguel Rosendo la "devolvió a la vida" después de una infancia desgraciada en la que fue abusada por un familiar, explicó, con unos padres que la sometían a rituales de esoterismo, tarot y oscurantismo, de los que afirma que le apartó Miguel Rosendo a través de la fe católica. "Él me ayudó a montar mi humanidad, a levantar mi persona", afirmó Ivana Lima, quien también argumentó ante el tribunal que antes de llegar a la asociación Migueliana intentó suicidarse "y si no lo hice fue gracias a Miguel".

A preguntas del fiscal negó que Rosendo realizase rituales de oraciones en latín o arameo, y aseguró que el líder de la orden "no se reveló nunca como mensajero de Dios, ni como Miguel Arcángel". Igualmente negó que diese charlas sobre espiritismo, o que entrase en trance, ni que se arrastrase por el suelo, como aseguran los denunciantes; si bien admitió que empleaban hierbas en sus limpiezas espirituales "porque son curativas, no por ningún ritual".

"No imponía las manos, no le quitó el demonio a nadie", afirmó esta mujer, quien también denunció "indefensión" en este proceso.