Pontevedra saca pecho estos días. Y lo hace tanto el gobierno local como sus vecinos, orgullosos del nuevo reconocimiento que el modelo de ciudad está teniendo a nivel internacional. Nadie podía imaginar que el artículo de The Guardian que define a la Boa Vila como "el paraíso" para vivir iba a tener tanta repercusión, poniendo a la ciudad no solo en el mapa sino también despertando el interés de medios de comunicación de varios continentes. No debería sorprender, ya que el mismo periódico británico fue el que dio a conocer al mundo entero hace más de una década a la playa de Rodas, en las Islas Cíes, que desde entonces han incrementado de forma continua sus visitantes.

Una vez conseguida esta exposición en este escaparate mundial a coste cero, pero fruto del trabajo de años reconocido con varios premios en diferentes países, la pregunta que surge es: ¿realmente los que disfrutan día a día de Pontevedra y viven en ella aprecian su modelo de ciudad?

A nivel social, la Federación de Asociaciones de Vecinos Castelao recuerda que fue la primera en apoyar este modelo impulsado por el gobierno de Lores a finales de los 90, tanto que incluso guarda una réplica de uno de los primeros premios que ganó por su proceso de humanización. Sin embargo, eso no impide que quieran mantener su espíritu crítico con fines constructivos. "Es cierto que la ciudad está muy bien y muy bonita, pero también lo es que tenemos bastantes críticas", confiesa su presidente, Juan Loureiro.

Básicamente se centran en la falta de limpieza y en el "abandono" de los barrios que no forman parte del estricto centro urbano. "Si queremos una ciudad bonita hay que cuidar este aspecto, tanto a nivel de la limpieza como de barrios. Hay calles como Echegaray, Arquitecto de la Sota o Tablada que están en pleno centro y que no se han beneficiado de esta humanización", indica.

"Ahora todo el mundo quiere esa humanización, pero al principio muchos estaban en contra. El modelo es alucinante y nosotros lo apoyamos totalmente, pero hay que mantenerlo y ampliarlo", concluye Juan Loureiro.

La falta de transporte público es otra de las demandas trasladada con frecuencia a los colectivos vecinales.