El Concello concluyó recientemente las obras de mejora de accesibilidad y ampliación de aceras en el barrio de Pontemuíños. Sin embargo, y aunque los vecinos reconocen que la mejora es incuestionable, la falta de aparcamiento continúa siendo la asignatura pendiente en esta zona.

Lamentan que el Concello permita que las instalaciones deportivas ubicadas en este barrio puedan hacer uso de una parcela que, aseguran, en el proyecto de urbanización aprobado hace 12 años aparecían como un jardín inglés.

Esa teórica zona verde debería conectar con otra tira ajardinada con la que limita el complejo deportivo. Sin embargo, es una área en tierra y gravilla utilizada para dar servicio a los usuarios de las instalaciones.

La situación indigna a los vecinos, que reclaman un barrio "más humanizado" y todo puedan estacionar sus vehículos sin necesidad de "dar mil vueltas".

"Esto no es el centro de Pontevedra. Hay un espacio muy justo para aparcar y no es normal que el poco que hay sea para personas del fuera del barrio", se quejan los vecinos.

Y a este malestar se suma el del caso omiso que los conductores hacen a la señal que prohibe la entrada a una plazoleta excepto a los residentes. "Este verano hemos tenido que llamar a la policía en varias ocasiones porque la gente no respeta nada. No hay sitio para aparcar y se meten donde haga falta".

La falta de marcas viales en la carretera es otra de las quejas de los residentes, que solicitan que se repinten las plazas de estacionamiento y que se señalice en amarillo aquellas zonas en la que el estacionamiento está prohibido.

Las obras recién concluidas en el barrio absorbieron un presupuesto cercano a los 200.000 euros. "Reconocemos que esto está mucho mejor, pero todavía queda mucho por hacer. Es que aunque estamos a un paso del centro de la ciudad, aquí está todo totalmente abandonado. Aquí se prometieron muchas cosas pero no se hizo absolutamente nada en muchos años", apuntan los residentes.