Una vez más, y ya van tres este año, la asociación Difusión Felina se ve obligada a cerrar la entrada de nuevos gatos hasta que consiga reducir en número los que tiene en acogida, más de 60, "un número al que nunca habíamos llegado nunca durante estos ocho años que llevamos trabajando".

Los jóvenes que conforman el colectivo, con la ayuda de casas de acogida y voluntarios, recuerdan que sus recursos son limitados y las adopciones escasas. "No puede ser que por dos adopciones este mes recojamos 23 gatos, como ha pasado en las últimas semanas", se lamentan.

"Seguimos diciendo que en esta ciudad sale muy barato abandonar, que la implicación por parte de las autoridades en materia de protección animal es nula, y mientras esto siga así, seguiremos viviendo con casos diarios de gatos abandonados en bolsas, en contenedores y en el medio del monte", advierte Difusión Felina.

"En lo que va de año 2018 hemos recogido 138 gatos, sumándole a estos 39 gatos que teníamos a nuestro cargo de años anteriores, hacemos un total de 177 gatos a nuestro cargo a lo largo del año. Cifras para pensar, para reflexionar, y para abrir los ojos, aquellos que quieran a abrirlos, que en la ciudad de Pontevedra hay un problema muy grande con el abandono", informa el presidente del colectivo, Carlos Ferrer.

El trabajo de Difusión Felina sin las casas de acogida no sería posible. Estela Molero es la colaboradora más antigua y la que más gatos tiene en su casa: once actualmente. A ellos habría que sumar los tres suyos y seis perros. Una amante de los animales en toda regla. "Hace seis años que colaboro con Carlos, a quien conozco desde que era un niño", asegura sobre el fundador y presidente del colectivo.

A Estela llegan los casos más duros, "los más complicados que necesitan de un tiempo para socializar". Es por ello que algunos de los gatitos que acoge ya llevan años o meses con ella, como Bieito, un siamés que apareció atropellado en Lérez y muy asustadizo.

"Cuando te toca entregar a alguno en adopción lloras porque les tienes cariño. A alguno incluso lo crías desde bebé. Pero con todas las familias sigo manteniendo contacto", asegura la pontevedresa, que dispone en su casa de Xeve de toda una estructura para disfrute de los gatos.

"Ser casa de acogida es muy satisfactorio. Disfrutas mucho con ellos, pero hay que ser fuerte para entregarlos", reconoce.

Su ejemplo lo está siguiendo también Lucía Martínez, que comenzó a colaborar hace dos años con Difusión Felina. Estudiante de Belas Artes, tiene junto a sus compañeros de piso, Laura López y Borja Cruz, tres gatos en acogida: Ener, y Lily, de tres meses, y Javi, de dos años.

"El viernes se nos va Lily, así que supongo que vendrá otro nuevo", dice feliz de que la pequeña haya encontrado una familia.

Por su casa han pasado ya unos 20 gatos. "Es toda una experiencia que recomiendo. No salvas el mundo, pero haces algo, si todo el mundo hiciera un poquito...", asegura Lucía Martínez.

La joven, de 22 años, no se cansa de alabar la labor de Difusión Felina. "Se merecen el cielo, porque es algo que hacen voluntariamente y sin ayuda", concluye.