El santuario de Amil despedía ayer el tercer fin de semana consecutivo de celebraciones religiosas, que comenzaron con el novenario en honor a la virgen de Los Milagros y concluyeron ayer con una jornada dedicaba a Nuestra Señora de Guadalupe.

Al igual que había ocurrido en las citas anteriores, cientos de devotos fueron llegando al pequeño templo desde primeras horas de la mañana después de peregrinar durante toda la noche para cumplir alguna "promesa" a la virgen.

Tras las largas caminatas nocturnas, los fieles participaron en las celebraciones religiosas, que dieron comienzo a las 8 de la mañana y se fueron sucediendo a lo largo de todo el día. A mediodía tuvo lugar la misa solemne, una de las más concurridas. Como la afluencia era predecible, una carpa en el exterior ofrecía a los fieles unas aceptables condiciones de participación en la actividad religiosa.

Tras la misa solemne se celebró la tradicional procesión de la Virgen de Guadalupe y por la tarde se llevaron a cabo las habituales subastas de las ofrendas dedicadas a la santa, continuando con las misas en el exterior hasta las 20.00 horas.

La jornada tuvo también su apartado lúdico, con un pasacalles ofrecido por la Banda de Música de Moraña, que también ofreció un concierto a las 21.00 horas para cerrar la jornada.

Durante las últimas semanas la fuente del agua milagrosa, el templo y el recinto más próximo han sido el punto de atracción de miles de personas.

La fiesta tiene su origen en la creencia de un anciano, en el siglo XVII, de que la Virgen hizo brotar agua para ayudarle a regar su huerto. Para agradecérselo el hombre construyó una fuente con su imagen donde décadas más tarde se construiría el templo en honor a la virgen de Los Milagros, cuyas paredes interiores están llenas de exvotos que narran las intervenciones de la santa.