Miguel Leal llegó a Pontevedra hace cuatro años, junto a su esposa y a sus dos hijos, que hoy tienen 8 y 10 años. Atrás dejaba una vida próspera y negocios rentables pero era precisamente su posición económica y empresarial la que le permitió augurar las dimensiones de una crisis que en 2014 nadie sospechaba. "Mis amigos me decía cómo ponía en riesgo el futuro de mis hijos viniendo a un país donde no tenía ninguna oferta laboral". Pero Miguel Leal lo tenía claro. Su puesto en la dirección de una multinacional farmacéutica le alertó sobre la inseguridad social y económica que planeaba sobre el país.

De Pontevedra eran sus padres y aquí ya contaba con familia y vivienda, así que no lo dudó. "Muchos tienen que huir hacia otros países sudamericanos. Nosotros tuvimos la suerte de poder pagarnos un pasaje de avión".

Poco tiempo después de aterrizar en Pontevedra y tras probar suerte en trabajos por cuenta ajena, Miguel Leal se dio cuenta de que lo suyo es la vocación emprendedora. Desde hace dos años regenta los restaurantes Pontegrill, en los que ofrece "el mejor producto gallego" y ya cerró un acuerdo para abrir un tercer establecimiento en la calle de La Oliva.

Además trabaja también en una red de clínicas veterinarias por toda España, que arranca con la compra de un hospital en Huelva.

"Salir adelante no es fácil. Llegué aquí con 46 años, ya no era ningún niño. Venía acostumbrado a una vida cómoda y tuve que empezar de cero. Cada día hay que levantarse y luchar. Tener una mente positiva y arriesgar". Para Miguel Leal Venezuela ya no es una opción. "Mis hijos ya están integrados aquí. Nos acogieron con mucho respeto y mucho cariño y yo ahora quiero ayudar al desarrollo de la ciudad que me acogió".

Por el momento, Miguel Leal tiene ya a su cargo una plantilla de 26 trabajadores, entre los que se encuentran algunos venezolanos retornados, pero también pontevedreses. "Estoy muy agradecido de como nos recibieron acá", concluye.