Poco a poco van trascendiendo más detalles de las diligencias de investigación que llevó a cabo la Policía Nacional de Pontevedra en los últimos meses en el marco del caso abierto por la desaparición de Sonia Iglesias. Unas actuaciones judiciales que se mantenían en secreto y que trascendieron con los registros que se efectuaron en la vivienda de la familia Araújo en San Mauro, el pasado mes de febrero.

Así, ahora se pudo saber que además de estos registros (así como el de un automóvil en Sanxenxo vinculado a un hermano de Julio Araújo), el juzgado también permitió a la Policía Nacional instalar cámaras de vigilancia en distintos puntos del cementerio de San Mauro para buscar pistas sobre la desaparición de la pontevedresa. Un operativo que los investigadores de la Comisaría llevaron a cabo durante el periodo de tiempo que autorizó el juzgado (unos dos o tres meses) y que finalizó, como el resto de diligencias, sin que las cámaras de vigilancia de la Policía hubiesen captado algún movimiento o información de interés para el caso, según distintas fuentes consultadas. Una falta de pistas concluyentes que llevaron al juzgado, como ya es conocido, a decretar el segundo archivo judicial del caso a finales del pasado mes de junio.

Esta actuación policial confirma que durante las pesquisas que se llevaron a cabo el pasado mes de febrero, la casa de la familia de Julio Araújo en San Mauro no era el único punto de interés para los agentes, sino también centraron su atención en el cementerio ubicado a unos 50 metros de esta vivienda que fue registrado de cabo a rabo. Y concretamente, dentro de ese camposanto, los investigadores tenían especial interés por el panteón familiar de la familia Araújo, tal y como dejaron constar en las preguntas que le formularon a la expareja de Sonia Iglesias durante su comparecencia en la Comisaría. Aunque Julio Araújo se negó a contestar a estas preguntas, los agentes quisieron que quedasen reflejadas las mismas y entre ellas figuraba una acerca de si había realizado algún tipo de obra o modificación en varios nichos del panteón familiar.

Se supone que estas cámaras de vigilancia tendrían como objetivo controlar posibles movimientos en torno a este panteón por parte de las personas investigadas por la Policía. No obstante, la información judicial que trascendió se limita a reflejar que estas vigilancias, al igual que los registros de San Mauro, no aportaron información de relevancia para la resolución del caso.

De hecho, cabe recordar que aunque Julio Araújo y un hermano suyo fueron citados a declarar en la Comisaría tras estos registros, estas actuaciones se cerraron sin que Araújo ni su hermano fueran citados por el juzgado y sin que hubiera nadie investigado judicialmente, tal y como confirmaron en su día desde el TSXG.

La realización de estas diligencias permaneció en secreto entre la Policía Nacional y el juzgado hasta que este hizo públicas las actuaciones para las partes personadas, al mismo tiempo que procedió al archivo de las actuaciones ante la falta de pruebas y a la espera de que los investigadores puedan aportar nuevos indicios.