Alrededor de 750 kilos de carne, entre vientre y pata, y 250 kilos de garbanzos fueron cocinados ayer en A Seca para ofrecer más de 2.000 raciones de callos de las que cientos de personas dieron buena cuenta. La XII Festa dos Callos volvió a ser un éxito de la mano de la Asociación de Veciños Boureante de la parroquia de San Xoán de Poio.

Desde las doce del mediodía se formó una larga cola de personas que aguardaban para comprar los tickets para disfrutar de uno de los platos gallegos más tradicionales y sabrosos. Todavía no era la hora de apertura en la carpa instalada en la explanada de A Seca, establecida para la una de la tarde, pero los más impacientes, así como los que tenían intención de llevarse raciones para casa, se armaron de paciencia y aguardaron hasta el momento convenido para ser los primeros en catar el rico plato.

Anxo Piñeiro, uno de los portavoces de la asociación de vecinos organizadora, celebra el éxito de la fiesta. "Nos sabe mal que se formase tanta cola, pero eso también indica que la fiesta fue un éxito y que se ha logrado el objetivo de exaltar este plato", asegura.

El mérito es total y absolutamente de unas 25 personas del colectivo vecinal. La fiesta se celebra desde hace 12 años y fue idea de Marina Alvariñas, antigua presidenta de Boureante.

"En realidad, también queremos que A Seca, antiguo vertedero municipal, se utilice para algo más que la fiesta de San Xoán, como espacio público que es", añade Piñeiro.

Para cocinar las más de 2.000 raciones, que se agotaron como era previsto, se utilizaron 25 tarteras. Además, la Festa dos Callos también ofreció otros platos, como pulpo recién hecho o empanada de atún, carne y bacalao. Para los más golosos se dispuso un puesto de pastelería con postres tradicionales y caseros.

"Si con la fiesta logramos beneficios ya nos damos con un canto en los dientes", explica Anxo Piñeiro. Y es que la ración de callos, a 6 euros, incluía la cazuela de barro conmemorativa, pan y vino o agua. La empanada se vendió a tres euros y el pulpo á feira a 10.

Las bancadas dispuestas en la carpa daban cabida, según Piñeiro, a unas 900 personas. En todo momento estuvieron llenas pese a que los comensales iban rotando. Las familias fueron las protagonistas al aprovechar el domingo para pasar unas horas de ocio.

El tiempo, algo fresco a mediodía con la entrada de niebla en la ría, animó todavía más al público, dispuesto a tomar con ansia un plato caliente.La Asociación de Veciños Boureante de San Xoán nació en agosto del año 1992 abarcando en su ámbito geográfico y social los lugares de A Seara, O Casal y A Seca.

Su origen está vinculado a la Festa dos Maios. De hecho, el nombre del colectivo se debe al verbo "bourear" o "bourar": mallar, cizañar, criticar. Desde la organización se destaca que desde sus inicios su fin no ha sido solo el de defender los intereses vecinales, sino también poner en marcha y potenciar actividades que tengan un carácter cultural, tradicional y lúdico.