José María de Lis Muñoz tiene ahora 68 años. Se jubiló en el Sergas en abril de 2015, recién cumplidos los 65 y contra su deseo. Entonces era jefe de Medicina Interna en el Complexo Hospitalario de Pontevedra, CHOP.

Tenía claro que quería continuar trabajando porque se sentía muy capaz para ello. "Tres meses antes, como mandaba la ley, había solicitado la continuidad, pero unos días antes de cumplir los 65 me enviaron una carta en la que se me comunicaba que no me concedían la prórroga", recuerda.

En cierto modo le tomó por sorpresa, ya que él, al igual que otros compañeros, pensaban que a raíz del decreto que obligaba a los funcionarios a jubilarse a los 65 y las complicaciones que estaba teniendo el Gobierno central para asumir un mayor número de jubilados, podría contar con un par de años más en activo. "Al final, aprovechando la crisis se nos echó a todos a la calle", afirma.

El decreto de 2012 cayó muy mal entre el sector, "porque había gente que ya tenía concedida la prórroga hasta los 70 años y se la anularon".

"Había compañeros míos que, además de toda la experiencia que tenía, eran jefes de servicio e iban a trabajar gratis por la tarde. Se portaron igual: con una carta les echaron a la calle. No fue capaz ni siquiera el gerente de entonces de despedirse de nosotros. Después de cuarenta años en una empresa, como era mi caso, que llevaba desde los 24 años trabajando en la sanidad pública, que ni siquiera te digan adiós ni gracias... Fue muy triste, delirante", confiesa.

De Lis llegó al Hospital Montecelo en el año 1979 tras ganar una oposición. Había hecho la residencia de la especialidad en Madrid. Empezó como adjunto, continuó como jefe clínico y terminó como jefe de servicio. Además, en los años 1987-88 y 2005-06 ejerció como director médico. "En esa época fue cuando comenzó la lucha por el hospital único en Pontevedra, en la que yo también me metí, algo que fracasó", asegura.

"Nosotros lo que defendíamos, y seguimos manteniendo, es que un hospital funciona porque están todos los médicos, especialistas, juntos y con ello la Medicina evoluciona. No es algo que diga yo, sino que es un hecho. Se trata mejor a los pacientes. Si los divides es un desastre", manifiesta.

El médico destaca que durante los cinco años de prórroga que se les negaron los facultativos podrían haber aportado "algo muy valioso: la experiencia". "La experiencia y el saber resolver las situaciones, porque ya las hemos vivido anteriormente. La gente joven está perfectamente preparada, pero le falta alguien que le dirija y le indique cuál es el camino adecuado. Tenemos más poder de organización", reconoce.

Plazas sin cubrir

Lo que más molestó a José María de Lis y sus colegas fue que el Sergas no cubrió las plazas que ellos dejaron de forma forzosa. "La autonomía lo que hizo fue librarse del sueldo de los médicos con la carrera profesional y antigüedad y contratar a uno joven al que le pagó la mitad", asevera. "Fue un ahorro para la autonomía gallega, pero a mí la pensión sin trabajar me la está pagando el Estado,", añade.

De Lis presentó simplemente la solicitud formal de su prórroga pero no llegó a denunciar. "En un principio el Colegio de Médicos iba a actuar de intermediario conjuntamente, pero al final no salió adelante. El Sergas hizo un plan funcional porque otras autonomías perdieron las demandas por carecer de él. Aquí apareció de un día para otro, un invento teórico que fue un desastre porque al año siguiente ya no había médicos para hacer sustituciones, vacaciones, cubrir plazas vacantes... Solo se elaboró para evitar perder juicios", critica.

Defensor hasta la médula de la sanidad pública, asegura que tanto la gallega como la del resto de España "es muy buena". "Lo único es que falta un poco de organización y de cabezas pensantes; los políticos piensan como mucho a cuatro años", se lamenta. "En Pontevedra, por ejemplo, se sigue discutiendo qué hospital hace falta y aún no hay nada hecho", remacha.