Las mariscadoras que trabajaban sobre las once y cuarto de la mañana de ayer en el banco de Lourizán se llevaron una enorme sorpresa al encontrarse con un arroaz varado justo en frente a celulosas. Fue un conductor, quien, desde la carretera, avisó a las mariscadoras de la presencia del animal en una charca, varado, y con aparentes dificultades debido a la falta de agua.

Según explicaba ayer la patrona mayor de la Cofradía de Lourizán, Carmen Vázquez, testigo del rescate, lo primero que hicieron fue avisar rápidamente al 112 y al Cemma (Centro de estudio de los mamíferos marinos). A su vez, se dio la alerta a Protección Civil y ellos a su vez se comunicaron con los bomberos de Pontevedra, dado que estos disponen de una unidad acuática para actuar tanto en el río Lérez como en el fondo de la ría.

Sin embargo, y según explican las mariscadoras, tanto los voluntarios del Cemma como los bomberos tardaron un rato en venir. Mientras, seguían las indicaciones que los expertos en cetáceos les daban por teléfono para intentar mantener en las mejores condiciones posibles al animal. Le echaron calderos de agua por encima y no faltó tampoco alguna caricia para intentar calmar al animal.

Este cetáceo se vio sorprendido por la bajada de la marea en una zona de poco calado, fuera del canal del Lérez entre las lenguas de arena que se forman en el fondo de la ría con la bajamar,

Cuando el personal del Cemma hizo acto de presencia, la marea ya había subido lo que facilitó el traslado del cetáceo hacia un lugar con mayor calado. Con la colaboración de las mariscadoras, el personal del Cemma (quien les indicó que era un arroaz, hembra y de unos tres metros de largo y unos 350 kilos de peso) lograron trasladar al arroaz de vuelta al canal del Lérez. Para ello utilizaron una lona con unas asas que permitió llevarlo hacia una zona de mayor calado.

Casi en ese mismo instante llegaron los bomberos que se enfundaron los trajes de neopreno, bajaron al mar y acudieron hasta el punto en el que unos voluntarios y miembros de la cofradía estaban auxiliando al animal. No obstante, inicialmente el delfín, quizá todavía desorientado, puso rumbo hacia la desembocadura del Lérez en lugar de mar adentro, lo que podría aumentar el riesgo de varamiento. Justo en ese mismo momento hizo aparición en la zona la lancha de los bomberos, lo que quizá fue la causa de que el animal diese media vuelta y se dirigiese hacia mar abierto, perdiéndose sano y salvo en las aguas de la ría de Pontevedra.