El Liceo Casino homenajeó ayer a ocho de sus socios por llevar medio siglo perteneciento a la entidad. Son todos ellos conocidos pontevedreses: Juan Bernardo López, Benigno Esperón Sertal, Ricardo Juan Frade Prado, Carlos Alberto González Rodríguez, Gonzalo González Lorenzo, Pío Iglesias Dapena, Eduardo Lendoiro Mateos, y Mario Orjales Pita, aunque, por diversos motivos, solo Carlos y Mario pudieron acudir al señalado evento celebrado en la sede del parque de verano de A Caeira

El Liceo Casino está muy vinculado a la Pontevedra clásica y a su imponente casco histórico, no en vano ahí tiene su sede principal. Los arcos de medio punto de sus soportales, los edificios con sus adornos en piedra labrada, las cuatro fuentes barrocas... Todo ello muestra con sutileza esa clasicidad y elegancia de la Boa Vila.

A lo largo del tiempo, esta ciudad atemporal fue acogiendo distintas organizaciones que han ido perdurando hasta el día de hoy. Algunas se remontan al siglo XVI, como el Gremio de los Mareantes.

Sin embargo, hay una que logra acaparar la atención de toda la gente de la ciudad en momentos claves del año, como puede ser las icónicas fiestas de La Peregrina, donde la ciudad, en todo su esplendor, se muestra ante la gente. Es en esas ocasiones, donde aparece el Liceo Casino para brindar escenas tan clásicas como la puesta de largo de las jóvenes que alcanzan la mayoría de edad.

Pero este no es el único momento de esplendor que el Liceo Casino ofrece a la ciudad del Lérez. En sus instalaciones, la emblemática institución, acoge múltiples eventos a lo largo del año, que pueden ir desde eventos deportivos a eventos de relevancia cultural.

El de ayer fue uno de esos momentos. Con especial cariño, el Liceo Casino, cada año, ofrece un espléndido, aunque modesto, homenaje a todos aquellos socios que han conseguido llegar hasta el día de hoy alcanzando los 50 años de unión a esta entidad de una forma ininterrumpida. Son ahora Socios de Honor. Por este motivo, se les otorga una insignia de oro.

Se podría decir que esas personas de Pontevedra han permanecido, orgullosamente, más la mitad de su vida vinculados a la entidad que se formó en el siglo XIX y que sobrepasa ya los 150 años de existencia.

En esta nueva edición para homenajear a sus fieles socios, los asistes (entre los que se encuentran anteriores socios de honor) pudieron disfrutar de una deliciosa comida que contó con exquisitos platos, como la blanquita de ternera asada en su jugo ligado y timbal de trigueros con una suave emulsión de patatas y cebollino, acompañado por uno de los mejores vinos gallegos, Albariño Rías Baixas. La comida estuvo amenizada por las fresca brisa que recorría las instalaciones del y los suaves ritmos de jazz que sonaba en el ambiente.

Discursos

Cuando la comida llegó a su fin, el presidente de la entidad, Jaime Olmedo Suárez-Vence, cogió el micrófono para ejercer de maestro de ceremonias. En su discurso habló de las múltiples cualidades del Liceo Casino. "Es una sociedad antigua, que no vieja", recalcó.

Cuando Jaime Olmedo finalizó su discurso fue el turno de los dos homenajeados. Fue Mario Orjales el encargado de hablar para agradecer el acto.

Su discurso estuvo lleno de historia y, especialmente, de cariño. En él, habló de sus inicios en el Casino (cuando empezaba la construcción en A Caeira) y contó como la entidad debía ser "semejante a aquel de Vetusta (Oviedo) del que hablaba Clarín en La Regenta".Las risas inundaron la sala cuando su hija le pidió que finalizara de una vez su melancólico discurso.

Como podemos ver, el Liceo Casino forma parte de la historia de Pontevedra pero también forma parte de la historia de sus gentes.