Todo el material localizado en la excavación del Castro da Subidá, que concluyó la pasada semana, se encuentra por el momento almacenado en las instalaciones de Antas da Moura, empresa que realizó los trabajos y que ahora se centra en la limpieza e inventariado de cada una de las piezas. Una vez catalogadas realizarán un estudio detallado de cada una de ellas. Hallaron una importante cantidad de restos de cerámica y un depósito de conchas, una especie de vertedero en el que los habitantes del castro iban depositando los restos de una alimentación basada en navajas, berberechos, caramuxos, almejas, etc. Las ánforas, por ejemplo, permitirán conocer cómo era la actividad comercial de los primeros marinenses, qué tipo de artículos almacenaban o su procedencia.

Una vez extraida toda la información al material encontrado, éste será depositado en el Museo de Pontevedra. Juan Castro, arqueólogo encargado de la excavación, asegura que esta es la práctica habitual y que en las instalaciones provinciales es donde se custodian los hallazgos de todas las excavaciones pontevedresas.

Con respecto a la campaña de excavación desarrollada por Juan Castro, el arqueólogo que ha dirigido los trabajos reconoce que le sorprendió el hallazgo que, por otra parte, supone un adelanto de lo mucho que se puede ocultar bajo esas tierra. "Tenemos excavado solo un 1% del castro y ya nos hemos encontrados elementos de gran valor. Hay mucho trabajo por hacer".

Dificultades

Descubrir el castro no es solo una cuestión de encontrar financiación, uno de los aspectos que habitualmente frena las prospecciones arqueológicas. "La mayor parte del castro está en terrenos particulares. Gestionar los permisos necesarios para hacer estos trabajos supone un escollo importante", explica Castro.

La última actuación sobre el castro se redujo a una parcela de 56 metros cuadrados. No esperaban hallar nada especial y sin embargo se hicieron con un material de importante valor para el estudio de este asentamiento, que les permitirá avanzar en aspectos como las transacciones comerciales anteriores a la llegada de los romanos a Galicia, o las relaciones de esta zona con el Imperio.

El objetivo de la excavación de este año era solucionar los problemas de conservación del almacén hallado y consolidado el pasado año, y continuar avanzando en el conocimiento de esta aldea de la Edad de Hierro, al tiempo que se amplía la superficie expuesta al público.

El canal de control y drenaje de aguas pluviales con el que cuenta el almacén estaba alterado en uno de sus tramos por la acción de las raíces de los árboles. Por ello, se cortó un pino de considerables dimensiones que creció sobre el muro y se excavó esa zona para retirar el tronco y las raíces del árbol. Esto permitirá contemplar este almacén y su canal perimetral, diseñado para que el agua discurriese sin afectar a los alimentos que se conservaban en el interior de este habitáculo como trigo, cebada, bellotas y otros alimentos que formaban parte de su dieta.