La actividad que registran estos días los montes de la comarca es inusual para esta época del año. Comunidades de montes, técnicos forestales, brigadas y madereros trabajan contrarreloj en tareas de prevención y sin perder de vista las previsiones metereológicas. Y es que la ausencia de viento es el gran aliado este verano de los montes pontevedreses y la causa principal de que los conatos de incendio en zonas forestales sean fácilmente controlables.

Comuneros y asesores forestales coinciden en indicar que los trabajos de prevención van con retraso. Para iniciarlos es necesaria una inspección previa de la Xunta que debe autorizar la actuación en la zona, al margen de que los trabajos cuenten con algún tipo de ayuda autonómica. Y no fue hasta los meses de marzo y abril cuando se les empezó a dar luz verde, con lo que el grueso de estas tareas se ejecutando ahora, a mitad de agosto.

Las comunidades de montes con recursos económicos suficientes disponen estos días de brigadas de limpieza en los montes. Es el caso de Campañó, que ha conseguido que la Xunta financie parte de estos trabajos; una ayuda que sitúa en el 9 de septiembre la fecha máxima para su conclusión. De ahí las prisas.

"O monte está moito máis limpo que outros anos, pero non é suficiente. Estamos sufrindo días de temperaturas moi altas intercalados con xornadas de moita humidade. Esto fai que a maleza medre a unha velocidade espectacular. A limpeza do monte non é a solución definitiva". Para Francisco González Táboas, asesor forestal de varias comunidades de montes de Pontevedra, el futuro pasa por un cambio global en el concepto de la gestión del monte en Galicia.

"Estamos traballando a tope pero eso non é garantía de nada. O ano pasado os lumes importantes foron en setembro e en outubro, e eso é porque as estacións estanse retrasando dous meses e as condicións climáticas para que se produzan incendios non se están a dar. ainda. Mentiría si dixera que as persoas que estamos todos os días no monte non estamos temblando e moi pendentes da evolución do clima".

Con esta visión coincide también Iván Pérez, presidente de la Mancomunidad de Montes de Pontevedra, cargo que compatibiliza con su profesión de bombero forestal, y que advierte que las comunidades carecen de recursos para asumir las tareas de limpieza, algo que la mayor parte de ellas delega en voluntarios.

Vigilancia en el monte

Aunque ambos sostienen que la prevención debe ir pareja al desarrollo de una política forestal en Galicia que pase por garantizar la productividad de la mayor parte de la superficie, reconocen que este año algo ha cambiado.

"Eu levo 20 anos no monte e este é o primeiro que me encontrei con garda civís a cabalo que me identificaron, tomáronme a matrícula do coche e preguntáronme que andaba a facer. Paréceme moi positivo que haxa esa vixiancia preventiva". Francisco González reconoce también que la política de la Xunta de sancionar a quien no tenga sus parcelas limpias ha tenido un alto índice de eficacia, sobre todo en los perímetros urbanos.

Y es que las parcelas situadas más cerca de las zonas habitadas han sufrido una vigilancia y una presión institucional que favorecieron su limpieza en los últimos meses. "Si arde, que non chegue a donde vive a xente. Esa é a idea e cúmplese por autoprotección, non por concienciación; pero o importante é que se cumple", asegura Francisco González.

Un poco más reacios son los propietarios de parcelas forestales, que esperan a recibir la notificación de una sanción que se convertirá en firme en caso de no cumplir con los plazos de limpieza que marca la Xunta.

"Pero pouco a pouco vaise facendo todo. Esto ten que pasar a ser unha normalidade. Temos que apostar por un cambio de hábitos no que todo o mundo vinculado ao monte teña clara a importancia de que as parcelas estén sempre en óptimas condicións. Non é unha tarefa sinxela nin inmediata, pero é imprescindible traballar de xeito conxunto para conseguilo", concluye Francisco González.