Antonio Millares es agente de la Policía Local desde hace 33 años y delegado sindical de Comisiones Obreras desde 2003. Carme da Silva, concejala de Seguridade, ha puesto el foco sobre él al vincularle directamente con el Partido Popular y asegurar que es esta agrupación politica la que dirige el conflicto que la Policía Local mantiene con el Concello y que les llevó a boicotear el pregón de inicio de las Festas da Peregrina.

-¿No cree que fue desafortunado elegir la lectura del pregón para concentrarse?

-La Policía Local no tiene derecho a manifestarse. Sea cual sea el entorno que elijas, molestas. Tenemos un grupo de whatsapp con 90 agentes y lo usamos para tomar este tipo de acuerdos. Respetamos el tiempo de la pregonera y abucheamos al alcalde y a la concejala, en protesta por mantener bloqueado el conflicto y negarse a recibirnos.

-¿Qué opina de las declaraciones de la concejala?

-En fiestas todos cometemos excesos, y el de ella fue verbal. Llevan dos años silenciando el problema, negándolo y parece que en el último pleno le dimos al botón de activar. Supongo que fue la suma de muchas cosas y el tema reventó y lo hizo de la forma menos adecuada porque la única salida para todos es sentarnos y negociar. Atacar en lo personal a los delegados sindicales, desprestigiándoles, no es la salida. Insultarme no es una opción.

-¿El PP es el único partido que apoya las reivindicaciones de la plantilla de la policía?

-En absoluto. La moción que pide el desbloqueo de las negociaciones la presentó Marea y la apoyaron todos los demás grupos excepto el BNG. Que ahora quiera presentarme a mí como una ovejita manejada por un político concreto lo entiendo como un ataque personal, pero ellos sabrán lo que quieren hacer. Lo que tengo claro es que los compañeros son suficientemente inteligentes para diferenciar entre una protesta laboral y una política y si esto no fuera cosa de la plantilla, no habría el respaldo que hay.

-¿A qué privilegios se refería el alcalde cuando aseguró que ustedes es lo único que defienden?

-Me sorprendió mucho. Es la primera vez que un hombre que se declara de izquierdas, que sale el Primero de Mayo sujetando la pancarta, tilde de "privilegios" una reivindicación laboral. Tampoco sabemos a qué se refiere porque nuestras condiciones laborales, y salariales, están tres veces por debajo de las suyas; así que no creo que el tema fuese por ahí. Cualquier día lo aclarará. El alcalde debería estar preocupado por el problema que tiene y tratar de buscarle una solución.

-¿Por qué se enquistó el conflicto?

-Cuando empezamos con nuestras reivindicaciones ya sabíamos que iba a ser duro. Este gobierno no quiere negociar, solo quiere imponer. Y esto solo se resuelve sentándonos y llegando a acuerdos, algo que nosotros llevamos dos años intentando. Hemos solicitados múltiples reuniones tanto con la concejala como con el alcalde, sin obtener respuesta alguna.

-Y si ellos no acceden, ¿ustedes que harán?

-Es el abc del sindicalismo: presionar para forzar la negociación. Cuando decidimos empezar este conflicto ya sabíamos que no iba a ser un camino fácil. Pero vamos a seguir "mientras el cuerpo aguante".

-¿Y esto no supone un desgaste para la plantilla?

-Ese es uno de los temas que más enfada al Gobierno local, que a pesar su postura cerrada nosotros nos mantenemos unidos. En la mobilización del domingo, a pesar de los refuerzos de los turnos de mañana y de noche y de que muchos compañeros están de vacaciones nos reunimos allí más de 30 agentes. Defendemos nuestros derechos y estamos cansados de que se nos ahogue. Y por mucho que quieran plantearlo así, no somos cuatro. Somos 90 agentes de una plantilla de poco más de 100 y contamos con el apoyo de varios mandos.

-¿Qué es lo que pide la Policía Local?

-La equiparación salarial con el grupo C1. En lo que se refiere al salario base está conseguido, pero luego hay dos complementos en los que todavía no se aplica. Desde hace 10 años, momento en el que se pide una mayor titulación para acceder a este cuerpo, se nos equipara con este grupo de empleados públicos, que es el mismo de los administrativos, de los ATS y de algún monitor. De todos ellos y a día de hoy, un agente de la Policía Local es el que menos cobra.

-¿Es una cuestión económica lo que frena la negociación?

-No lo creo. Más bien es un problema de actitud. Además de la equiparación también queremos conocer con antelación el calendario laboral, sobre todo para la unidad de vigilancia de barrios. Les facilitan los turnos con una semana de antelación, lo que dificulta mucho la conciliación de la vida laboral y profesional.

-¿Esta reivindicación es el origen del divorcio entre Policía y Gobierno?

-Totalmente. Hasta ahora se deshacían en elogios por nuestra contribución al modelo urbano de la ciudad, que recibe premios en todas partes. Y de repente pasamos a ser los malos de la película. Y somos los mismos, delegados defendiendo nuestros derechos y compaginando nuestro trabajo con las horas sindicales. Ellos se enfadaron, pero la única solución pasa por negociación y diálogo; no nos cansaremos de repetirlo.