María del Carmen Martínez Rodríguez dirige su propio equipo de investigación en el Centro Superior de Investigaciones Científicas, CSIC, ubicado en la Misión Biológica y especializado en viticultura. Compatibiliza los trabajos en esta materia con investigaciones de campo en otras especialidades del sector agrario, lo que le hace presagiar que a Galicia le espera un futuro prometedor en el desarrollo de esta industria, que estará marcado por la introducción de nuevos cultivos y la aplicación de las nuevas tecnologías al trabajo en el campo.

-¿En qué está trabajando ahora su equipo?

-En lo que a viticultura se refiere estamos centrados en mejorar la resistencia de la vid a enfermedades, para reducir el número de tratamientos que tiene que recibir. El clima que tenemos aquí, con tanta humedad, hacen que el mildiu y la botritis preocupen permanentemente a los viticultores. A través del conocimiento de las diferentes variedades queremos potenciar las defensas de las plantas.

-¿Hay avances en su proyecto de aprovechamiento de los residuos vitivinícolas?

-Muchos y muy importantes. Hemos comprobado que de las semillas, las pepitas de las uvas, sale un aceite con muy buenas propiedades para la cosmética, e incluso aconsejable para el consumo humano.

-¿Y el resto de los residuos?

-Sabemos que tienen compuestos con efectos beneficiosos para la salud pero no todas las variedades los tienen en la misma proporción, y en eso es en lo que estamos centrados ahora, en saber cuál es la más interesante para la industria farmacológica. En esto estamos trabajando con la Universidad de Santiago, ya que creemos que estos residuos, que hasta ahora no tienen aprovechamiento alguno, pueden suponer un aporte de materia prima para la elaboración de determinados medicamentos.

-¿Cómo se llega a una conclusión de ese calado?

-Por la curiosidad del investigador. Unos resultados te llevan a otros y es muy gratificante ver que se confirma lo que intuías y que a veces incluso los resultados mejoran tus expectativas.

-¿Es importante ser una persona paciente para poder llevar a buen término una investigación?

-Sí. Es un proceso muy lento. Yo llevo 30 años trabajando en esto. Ese bagaje y esa experiencia es lo que ayuda a conseguir ahora estos resultado. Es necesario ser audaz y tener el atrevimiento de intentarlo, aunque la idea inicial que se plantea parezca una auténtica locura.

-En su campo de investigación ¿influyen las condiciones climáticas?

-Mucho. Trabajamos con plantas y al aire libre. Solo tenemos una cosecha al año, con la que podemos valorar los avances de cada pequeña cosa que queremos analizar. Si un invierno cae una granizada o hay una tormenta más dura de lo habitual lo perdemos todo y eso significa un año de trabajo tirado, nos quedamos sin nada. Hay que tener en cuenta que las vides, desde que se plantan, necesitan entre 4 y 5 años para comenzar a dar resultados.

-¿Qué echa de menos en este campo?

-Poder trabajar más en contacto con las empresas agrarias, que lo hacemos; pero creo que sería necesario una mayor coordinación. Creo que esa es nuestra asignatura pendiente.

-¿Y la financiación para investigación?

-Siempre nos parece que podría ser mayor, pero tenemos que trabajar con lo que tenemos y no quejarnos. No nos vamos a parar.