Como agua de mayo que llega en agosto. Así recibió el sector del marisqueo a pie la reapertura de la Zona V en la Ría de Pontevedra, que permanecía cerrada desde el pasado 16 de julio.

Los más de 420 trabajadores de las tres cofradías de la zona regresaron ayer al trabajo después de tres semanas de parón. Lo hicieron con "alivio" ante la "necesidad" de volver a recoger almeja para generar así ingresos para sus unidades familiares.

El Instituto Tecnolóxico para o Control do Medio Mariño (Intecmar) mantenía la prohibición de recoger moluscos infaunales en la zona tras detectar el día 16 de julio parámetros demasiado elevados de biotoxinas en la zona más oriental, que cubre ambas orillas del fondo de la ría hasta, aproximadamente, la isla de Tambo.

Furtivismo

De este modo, ayer la almeja volvió a la lonja de Campelo en mayores cantidades. Hasta ahora y tras el cierre del marisqueo a pie, tan solo la recolecta a flote mantenía presente la variedad en el mercado. De hecho, entre los mariscadores el furtivismo ha sido un tema muy recurrente estos días, ya que denuncian que la teórica menor oferta no se ha visto reflejada en mercados ni establecimientos hosteleros.

La almeja es producto del mar que más beneficio produce en la ría. Hasta el 1 de agosto, la variedad que más dinero dejó a los trabajadores del mar en toda la ría fue la almeja japónica. En total, la lonja de Campelo (única que lo vende) recibió 315.000 kilogramos de este molusco, que fueron vendidos por un importe total de 2,796 millones de euros. Es decir, el promedio se establece en 8,88 euros el kilo.

El segundo producto que más generó en los siete primeros meses fue también la almeja, en este caso en su variedad de babosa. Los 41.500 kilogramos recolectados se vendieron por 712.130 euros. Es decir, una media de 8,70 euros el kilo.

Tras la reapertura de la Zona V de marisqueo, la Ría de Pontevedra ya trabaja prácticamente a pleno rendimiento. De hecho, tan solo permanece cerrada la Zona II, ya perteneciente a la zona de Bueu y Cangas, en Aldán.

Mientras, la Zona III, que se sitúa entre los litorales de Marín-Bueu y Sanxenxo, permanece abierta desde hace exactamente un mes. La Zona IV, que abarca Marín y Samieira-Raxó, reabrió el día 23 de julio.

Por tanto, el sector del mar ya ve cómo la pesadilla se acaba. Tras varios meses consecutivos sin la presencia de la biotoxina, la marea roja llegó el pasado julio, en plena temporada alta de venta de marisco. "Es normal que todos los veranos haya algún cierre porque la temperatura del agua se eleva y eso hace que proliferen más los microorganismos nocivos", explica el patrón mayor de la Cofradía de Raxó, Iago Tomé.

Pese a este cierre y a la necesidad que ya tenía el nutrido colectivo de volver al trabajo, el 2018 está siendo el mejor año de la década en cuanto a volumen de venta en las lonjas de la ría. De hecho, al cierre de julio ya se había facturado un 26% más que el pasado año, cuando la toxina no afectó apenas durante todo el año.