Las personas que tienen la necesidad de alquilar un piso y tienen mascota tienen un serio problema en Pontevedra. Primero porque la oferta de viviendas es muy baja y segundo porque casi el 95% de los propietarios de los inmuebles en alquiler en la ciudad del Lérez no suelen aceptar animales, especialmente perros.

Las razones más comunes por las que los dueños de las viviendas se niegan a tener inquilinos con mascotas en sus pisos van desde los posibles destrozos que los animales puedan ocasionar en el mobiliario hasta el olor y los pelos que pueden dejar por todo el inmueble. Esto último es muy difícil de eliminar y suele llegar hasta los rincones más escondidos de una vivienda, argumentan algunos de los propietarios a este periódico.

Muchos de los futuros inquilinos incluso informan a las inmobiliarias de que tienen asegurada a su mascota, lo que podría dar más tranquilidad a los propietarios de las viviendas, ya que el seguro se haría cargo de cualquier desperfecto o destrozo que pudiese ocasionar el animal en el inmueble, pero aún así lo tienen complicado.

Las inmobiliarias pontevedresas aseguran que muchos propietarios son muy estrictos con el tema de las mascotas y si les llega una propuesta de alquiler de este tipo ni siquiera quieren conocer al posible inquilino y a su mascota. Se niegan rotundamente.

Una de las trabajadoras de la inmobiliaria Inmobal sentenciaba con respecto a este tema que "los propietarios son muy reacios. Hay ocasiones en que si hay mascota ya no hay posibilidad de alquiler. Es un no rotundo".

Desde la inmobiliaria Pedrosa añaden que muchas de las personas que tienen animales y que encuentran un alquiler en el que se acepta a sus mascotas les cuesta dejarlo, debido a la gran dificultad de encontrar otro piso.

Esto hace que la mayoría de los propietarios abiertos a este tipo de alquiler tengan sus inmuebles ocupados y casi no haya viviendas disponibles para los demás interesados en este tipo de ofertas.

Sin duda, encontrar un piso en alquiler que acepte mascotas es un trabajo duro y quienes lo buscan lo saben mejor que nadie. Ante tanta demanda y tan poca oferta, la búsqueda de piso se convierte en una auténtica y larga odisea.

Y aunque no se tenga mascota encontrar un piso en alquiler en Pontevedra tampoco es nada fácil. La oferta de viviendas disponible no es suficiente para cubrir toda la demanda de alquiler que existe en la capital.

Cuando las inmobiliarias lanzan los pisos para alquilar, estos suelen desaparecer en muy poco tiempo. Por ello, los interesados tienen que darse prisa si quieren conseguir una buena vivienda de alquiler.

"Se alquila bastante rápido. Hay bastante demanda para la oferta que hay", aseguraba uno de los trabajadores de la inmobiliaria Inforluca.

Aunque también se ofertan casas, lo que más se alquila son pisos. Entre los interesados se busca, sobre todo, pisos de una, dos o tres habitaciones. Además, a ser posible, con plaza de garaje en el edificio.

Gran parte de los futuros inquilinos en busca de vivienda son familias y personas que se han venido a trabajar a Pontevedra o se acaban de independizar.

Estudiantes

Sin embargo, en esta época también se nota la presencia en las inmobiliarias de los estudiantes universitarios en busca de pisos para el curso escolar. Aunque, según las agencias, esta demanda se centra solamente en el verano y son muy pocos estudiantes los que lo buscan alquilar a partir del mes de septiembre y octubre.

Con respecto al precio medio del alquiler de pisos en la ciudad de Pontevedra, éste depende mucho de la zona en la que se quiera vivir y de la cantidad de dormitorios que quieran los inquilinos. Cuanto más céntrico y más dormitorios tenga mayor será el precio que tendrán que pagar los interesados.

Otro aspecto que tienen muy en cuenta los que buscan piso es la disponibilidad de plaza de garaje, debido a la dificultad para aparcar el coche en algunas zonas de Pontevedra. Este factor es importante para muchos, aunque también hace que el alquiler suba.

En general, los pisos de un dormitorio rondan los 450 euros, mientras que los de dos y tres habitaciones sobrepasan los 500 euros.