El Servicio de Atención Primaria del Sergas carece de programa específico de autocuidado para el paciente, una especialidad de reciente integración al cuadro de personal a los centros de salud pero en la que las enfermeras generalistas llevan trabajando y formándose por su cuenta desde hace décadas, conscientes de que adquirir hábitos saludables es la clave del empoderamiento individual de los pacientes.

-¿A qué edad se empieza a hablar a los pacientes de la importancia del autocuidado?

-Desde el nacimiento. Cuando una mujer se queda embarazada y se le empieza a explicar que no debe ganar peso y que debe cuidar su alimentación, ya estamos inculcando hábitos sanos en el futuro bebé, que luego pasará a tener unos controles periódicos en pediatría en los que ya se insistirá en la importancia de hacer deporte, de alimentarse de forma adecuada, etc.

-¿Los consejos varían entonces en función de la franja de edad del paciente?

-Claro, y de sus patologías. Pero en general desarrollamos cuatro campañas al año, una en cada estación. En primavera "la sangre altera; prácticas sexuales seguras"; en verano "al sol con protección"; cuando llega el otoño "vacuna de la gripe" y ya en invierno nos centramos en el calendario de vacunación del adulto.

-¿Los pacientes son receptivos a los consejos de su enfermera?

-En general sí, aunque depende del tipo de paciente. Que varíen sus hábitos requiere tiempo y compromiso por su parte, algo que también se consigue ganándose su confianza. Es una cuestión de tiempo. Incidir en que lleve una vida más sana es siempre un objetivo a medio plazo.

-¿Qué tipo de consejos básicos les dan a los pacientes?

-Tenemos una serie de recomendaciones breves que cada enfermera repite a sus pacientes y que forman parte de lo que nosotros llamamos educación para la salud. Una alimentación saludable, ejercicio moderado, evitar el alcohol y el tabaco, controlar el estrés y fomentar el pensamiento positivo son algunas de las cuestiones que reiteramos de forma constante.

-¿Resulta fácil para un paciente cambiar de hábitos?

-No, pero les explicamos que nadie va a cuidar mejor de ti que tú mismo y que cada uno debe decidir ser el protagonista de su salud; un requisito básico para que todo lo demás en tu vida funcione bien.

-¿Supone esto una sobrecarga de trabajo para las enfermeras de Atención Primaria?

-Forma parte de nuestras tareas. Una enfermera en el centro de salud de A Parda tiene un cupo de pacientes que oscila entre los 1.900 y los 2.100. En cada revisión que hacemos, con un paciente sano o uno crónico, introducimos estos consejos básicos y repetimos la idea de que el autocuidado es un seguro gratuito de salud. El único coste que tiene es el tiempo que se dedica a esta labor.

-¿Compensa entonces que la sanidad pública desarrolle un programa específico de educación para la salud?

-Por supuesto que sí. Hasta ahora no lo hay como tal. En la consulta, desde hace ya muchos años, tratamos de inculcar estos conceptos a todos los pacientes y programamos actividades que contribuyan a concienciar al conjunto de la sociedad de las ventajas que tiene para ellos cuidarse y llevar una vida sana. La ventajas son incuestionables y así lo entiende la sanidad pública, de ahí que se haya creado una especialidad que forme profesionales específicamente para ofrecer este servicio de una forma, si cabe, más rigurosa.

-¿Y que profesional sanitario debe encargarse de esta tarea?

-Sin ninguna duda las enfermeras debemos liderar el autocuidado. A los médicos de Atención Primaria le resultaría muy complicado compatibilizar esta tarea con las que ya tienen.