El concejal de Xuventude e Novas Tecnoloxías, Alberto Oubiña, entregó ayer los diplomas a los jóvenes asistentes del Primer Obradoiro de Róbótica, dentro del programa Ponteverán 2018.

Este obradoiro, que ocupó la Casa da Luz Pontevedra, fue un completo éxito entre los más pequeños, de entre ocho y catorce años, hasta el punto de que el Concello realizó una segunda convocatoria ante la desbordante demanda registrada.

Una de las primeras actividades que ocupó el tiempo de los pequeños fue la programación del Micro:bit, un proyecto de la BBC inglesa. Para ello emplearon la programación por bloques (empleando el MakeCode) donde cada bloque representa una orden. El resultado final fue el juego de "piedra papel tijera", donde la figura del elemento seleccionada salía representado en las pequeñas luces LED del Micro:bit. "Con esto se pretende mejorar las capacidades con el pensamiento computacional, un pensamiento muy racional y lógico, que le ayudará en asignaturas como matemáticas", explicó la monitora de este taller, Ana Jabois.

Pero esta actividad no fue la única. Los jóvenes pontevedreses también crearon sus propias gafas de realidad virtual (con mundo virtual incluido). Para las gafas los pequeños descargaron el patrón de internet para acto seguido pegarlo sobre cartón y proceder a montarlas. En cuanto al mundo virtual, montaron la estructura en un programa del ordenador para después pasarlo al teléfono móvil que iría insertado en las gafas creadas posteriormente.

También fueron los encargados de programar su propio juego donde el ratón debía evitar al fantasma.Para ello emplearon, al igual que con el Micro:bit, la programación por bloques y el programa Scratch, online y completamente gratuito. Gracias al programa usado, de así desearlo los niños, su juego quedaría en la web al alcance de cualquiera.

Robótica y compañerismo

Los niños, contentos y risueños, destacaron los buenos momentos vividos en el taller. "A la hora de comer nos pusimos a jugar con el Micro:bit y a algunos nos empezó a fallar... Todos nos empezamos a reír mucho", contó la veterana del grupo, Yurena.

Pero eso no es todo, sino que el taller también inspiró los sueños profesionales de otros. "De pequeña siempre había soñado con hacer robótica porque mis papás son ingenieros y hacen lo mismo y me han inspirado. Ahora yo me he convencido de que de mayor quiero hacer róbotica, usar ordenadores y dejar un poco lo artístico para dedicarme la ciencia porque es algo que me está gustando mucho" declaró la joven Marina.