El pulso que los feriantes y empresarios de atracciones mantienen con el Concello de Pontevedra vivió ayer un nuevo capítulo. Medio centenar de propietarios de carruseles esperaban a las puerta del Concello a la concejala Carmen da Silva para trasladarle su malestar y desacuerdo con las condiciones contempladas en el pliego de adjudicación. No quieren una puja pública al alza, sino una subasta de los emplazamientos a mano alzada en la que todos los interesados en el proceso sepan con quién compiten por cada puesto.

Los feriantes, procedentes de diferentes puntos de la geografía española, ya se habían desplazado el mes pasado a Pontevedra para tratar de dirimir estas diferencias con la concejala de Festas. En aquel momento no tuvieron éxito, y ayer tampoco pudieron sentarse con la edil.

Carmen da Silva les atendió en la calle para recordarles que el pliego de adjudicación contó con la opinión de los empresarios, escuchada en las diferentes reuniones mantenidas por el sector con los técnicos municipales.

La edil de Festas evitó polemizar sobre este asunto e insistió en que el documento que marca el precio y el método de adjudicación de los puestos está ya a exposición pública y que por tanto no cabe "ningunha interferencia política" por lo que no procede fijar una reunión.

El método de adjudicación no es el único punto de desencuentro entre Concello y feriantes. Tampoco aceptan las mediciones de las parcelas ni el precio por metro fijado por el Concello, por lo que demandan una revisión de estos puntos.

El pliego aprobado por el Concello contempla la adjudicación por un periodo de dos años como mínimo y de cuatro como máximo.

Para las fiestas de Santiaguiño do Burgo el Concello saca a concurso un total de 122 puestos, mientras que para las fiestas de la Peregrina se ofertan 245 plazas.

Las discrepancias con los feriantes por estos puestos no son exclusivas de este año. El gobierno local se ha enfrentado a situaciones similares en pasados ejercicios alcanzando siempre un acuerdo de última hora por lo que Carmen da Silva enmarcaba la protesta de ayer dentro de una estrategia presión que carecerá de repercusión en la presencia de atracciones de feria en la celebración de las dos fechas festivas más importantes de la ciudad.