El hombre acusado de agresión y abuso sexual continuado contra las dos hijas de su cónyuge, cuando ambas eran menores de edad, sostuvo ante el tribunal de la sección segunda de la Audiencia de Pontevedra, que en el caso de la niña de mayor edad "era una relación sentimental" y que "todo fue consentido". Así lo afirmó este vecino de Vilagarcía de Arousa para el que la Fiscalía pide penas que suman 19 años de prisión.

Las dos niñas quedaban al cargo del acusado por motivos de trabajo de la madre y entre el 12 de julio de 2012 y el 14 de noviembre de 2016 (fecha en la que se presentó la denuncia) se habrían producido los hechos más graves referentes a una de las dos niñas. La menor contaba con 12 años de edad cuando se habrían producido los primeros abusos que continuaron hasta los 17 años, según sostiene la acusación pública.

Según la Fiscalía, el acusado, valiéndose de la prevalencia que tenía sobre la niña por su condición de esposo de la madre, "solía aprovechar los ratos en los que se encontraba a solas" con ella para "efectuarle tocamientos en las zonas genitales llegando a mantener relaciones sexuales completas con la misma". Añade que la menor "en principio se resistió pero él forcejeaba y le amenazaba".

Varios años

La menor sufría este abuso todos los días, incluso a veces en dos ocasiones en una misma jornada y se prolongó durante cuatro años, añade el fiscal.

Ante el tribunal que juzga estos hechos, el acusado, de nombre Esteban, aseguró que si bien las relaciones "eran consentidas" en el caso de la niña mayor, con quien mantenía "una relación de pareja", ahora "estoy muy arrepentido", añadió. Esta relación comenzó en 2013 cuando las niñas llegaron a España desde Bolivia, su país de origen.

Mientras que con la mayor hubo relaciones "completas" y así lo admitió el acusado, con la hijastra más pequeña hubo "tocamientos", que también reconoció.

"Nunca le dije que no contara nada a nadie ni hubo amenazas", aseguró el acusado a preguntas del tribunal.

La niña mayor testificó en la sala separada del supuesto agresor por un biombo y aseguró que el acusado le controlaba el teléfono móvil, las relaciones con sus amigos y que en diferentes ocasiones le hizo regalos, como ropa o una bicicleta.

En una ocasión llegó a regalarle un reloj "bastante caro", momento en el que la niña le pidió que no le hiciese más regalos.

La joven explicó entre lágrimas que las relaciones no eran consentidas y que "siempre" se resistió y que "a veces yo era como un muñeco". Entre sollozos explicó que tenía miedo de que le hiciese daño a los otros niños de la familia.

La vista tuvo que interrumpirse debido a los llantos de la joven, que fue incapaz de continuar hablando tras explicar que tenía que "fingir que no pasaba nada".

Avisó una prima

Fue a raíz de que una prima de Esteban pasó unos días en la casa familiar, con ocasión de las fiestas de Navidad, cuando dicha prima alertó a la madre de que había visto que el padre y las niñas estaban juntos en la misma cama, por lo que alertó a la mujer.

También testificó una vecina que aseguró que al menos en dos ocasiones vio al hombre besar en la boca a la niña de mayor edad, una vez en la puerta del edificio y otra en un parque cercano. A preguntas de la defensa esta vecina admitió que no observó una relación de sometimiento del hombre hacia la niña, o que éste la estuviese forzando a besarlo. "Eso era una pareja", resumió la testigo.

También testificó la madre de las pequeñas quien explicó que "sabía que tenía una amante, pero nunca pensé que fuese mi hija".

La mujer explicó que a raíz de las sospechas empezó a inspeccionar el teléfono móvil de la pequeña en el que encontró mensajes que evidenciaban lo que estaba ocurriendo, aunque cuando se lo preguntó a la niña, lo negaba. El juicio continuará el miércoles 18, desde las 12.00 horas.