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"Del cine era imposible vivir hace 30 años, lo hacíamos de la farmacia, yo era feliz viéndole sonreír a él"

-¿Tenían algún apoyo para la producción de los cortos?

-Ninguno. En aquel momento no había subvenciones. Las personas que se dedicaban al mundo del cine eran considerados como faranduleros. Pero Chano nunca desistió.

-¿Y cómo fueron esos inicios?

-Muy complicados pero con mucha ilusión. Siempre le apasionó la fotografía. Cuando nos casamos le regalé su primera cámara y grabó una película super 8. Ahí empezó una etapa en la que las ideas fluían y la grabación se convirtió en el eje central de su actividad.

-¿Era posible vivir del cine en aquel entonces?

-Totalmente imposible. Vivíamos de la farmacia. A mí me hubiese gustado apoyarle y acompañarle mucho más pero no podía salir de la farmacia. Tenía que trabajar, pero tengo que decir que yo era feliz viéndole sonreir a él".

También tengo que decir que si fuese catalán seguramente todo hubiese sido más fácil. En Galicia no había interés en defender ni financiar este tipo de iniciativas.

-¿Vivía de cerca su pasión por el cine?

-Claro. Él lo hacía todo. Su amigo Pablo Barreiro le ayuda en la selección de la música. Y en la redacción de los guiones, lo consultaba todo conmigo. Tenía criterio propio, y muy claro lo que quería hacer; pero nunca tomaba una decisión sin que la hablásemos antes. Teníamos una relación de mucha complicidad. Chano es el mejor compañero de vida que pude tener.

-¿Hubo muchos momentos complicados?

-Muchísimos. Pero para él todo era más fácil al saber que nunca estaba solo. Conmigo contaba incondicionalmente, pero también tenía muy buenos amigos. Por ejemplo Mimi, fundador de Fuxan os Ventos, le admiraba mucho. Siempre me dice que Chano era sensatez, que nunca hablaba con acritud y, sobre todo, que nunca le escuchó hablar mal de nadie.

-¿Fue dura su pérdida?

-Mucho. Imposible explicarlo con palabras.

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