Venían de un funeral y acabaron salvando una vida. O al menos colaborando de forma decisiva a ello, dado que no quieren sacar mérito al personal sanitario que también intervino en estos hechos. Se trata de dos trabajadores de la funeraria San Marcos de Pontevedra que en la tarde del martes asistieron a una persona que se sintió indispuesta en las cercanías del tanatorio de San Mauro como consecuencia de lo que parecía un infarto.

Uno de los trabajadores de la funeraria que protagonizó esta asistencia explicaba ayer a FARO como sucedieron los hechos. Sobre las siete y media de la tarde regresaban a las dependencias de la funeraria en San Mauro tras un funeral. A unos 20 o 15 metros del tanatorio observaron desde el coche como un hombre de avanzada edad se desplomaba en el suelo. "Rápidamente le dije a mi compañero que fuese a ver qué le pasaba mientras yo aparcaba el coche", explica este empleado de San Marcos. "Cuando llegué a junto de él comprobé que estaba quieto, no respiraba, por lo que lo pusimos en una posición de seguridad, le sacamos la lengua para que no se la sacase y le masajeamos en el pecho", realizando así unas primeras maniobras de reanimación.

"Tuvimos la suerte de que al minuto o al minuto y medio pasó por allí una ambulancia a la que paramos y ya ellos completaron el trabajo y realizaron la reanimación", trasladando al paciente a un centro sanitario.

Los dos trabajadores de la funeraria se interesaron más tarde por el estado de esta persona. Tras ponerse en contacto con el Hospital Montecelo les indicaron que, como a todos los infartados, había sido trasladado al Meixoeiro en Vigo en donde lograron conocer que esta persona se encontraba "estable" y había podido superar esta crisis gracias, al menos en parte, a la ayuda de estos trabajadores que, acostumbrados a lidiar con la muerte, en esta ocasión tienen mucho que ver con que esta persona pueda seguir con vida.