El juicio por el asalto mortal que acabó con la muerte a golpes de la vecina de Lérez Pilar Fernández Otero, que tenía 87 años de edad,arrancó hoy en la Audiencia Provincial de Pontevedra y lo hizo con los dos acusados, Constante Sánchez Penelas y José Manuel González Cruz reconociendo los hechos que les imputaba el fiscal en su escrito de acusación. Reconocieron que la golpearon para que les dijese donde estaba el dinero que escondía y luego la dejaron en el domicilio malherida y se fugaron a comprar más droga. La mujer murió días después en el hospital como consecuencia de las lesiones sufridas.

En cualquier caso, las defensas de ambos, en su descargo, piden al jurado que tenga en cuenta dos circunstancias claves para ellos a la hora de dictar una "condena justa". En primer lugar que ambos estaban bajo los efectos de las drogas y padecen una grave adicción a las mismas y de hecho, los dos explicaron que decidieron regresar a la vivienda de la anciana (en donde ya habían logrado sustraer unas joyas esa misma tarde y venderlas sin que los detectara) cuando se les acabó el dinero que habían obtenido por estas alhajas y las drogas. Nada más robarle un mísero botin de 35 euros y dejarla malherida, los dos aseguran que volvieron a O Vao a por más estupefaciente. En segundo lugar piden que se tenga en cuenta la confesión de los hechos, haciendo hincapié en que ellos fueron los únicos testigos de referencia de lo allí sucedido con la muerte de la víctima por lo que consideran que su declaración es importante para esclarecer los hechos. Recuerdan ambas letradas que no solo confesaron hoy en el juicio sino que ya lo hicieron ante el juzgado de instrucción tras ser detenidos y José Manuel también cuando fue arrestado por la Policía.

Ambos dicen estar arrepentidos y piden perdón a la familia de la víctima. La letrada que defiende a Constante señaló que "se le cayó el alma a los pies" cuando conoció que la víctima había fallecido semanas después en el hospital y él también lo manifestó así en el juicio. "Lo peor ya no es el tiempo que me vaya a caer de condena, lo peor es lo psicológico; era una señora mayor que podía ser mi madre, lo siento mucho por la familia". Asegura que ahora deben "asumir las consecuencias" y añadió que "nuestra intención no era hacerle daño" pero que "en ese momento estás drogado y no sabes lo que hace". En cualquier caso, no rehuyó responsabilidades e insistió en que "la señora no tenía nada y si después tenía todo eso (en referencia a los golpes que le relataba la fiscal) fue por culpa nuestra".

El juicio comenzó con la selección del jurado por parte de la Sección Cuarta de la Audiencia Provincial de Pontevedra. Como el encargado de juzgar el caso es un tribunal popular, con carácter previo al inicio de la vista oral se celebró el proceso para conformar el jurado que deberá emitir el veredicto de culpabilidad o no, en su caso, sobre los dos acusados que se sentarán en el banquillo del Palacio de Justicia.

Los dos acusados son dos viejos conocidos de las fuerzas de seguridad de Pontevedra ya que cuentan con antecedentes por robos con fuerza, especialmente José Manuel que acumula media docena de condenas. El Ministerio Público les imputa un delito de asesinato (veinte años y un día de prisión), un delito de robo con violencia (5 años), otro de robo con fuerza (3 años, seis meses y un día) y multas de 1.980 euros por robo de uso de un vehículo a motor otro leve de hurto. En total, se enfrentan a penas de más de 28 años de prisión.

La Fiscalía sostiene que, después de que ambos ya entrasen a robar en la vivienda del lugar de Ramallás la tarde del día de los hechos y llevarse unas joyas que viendieron en una tienda de compraventa de oro de la ciudad del Lérez, en la madrugada del ya 30 de julio de 2016 entraron en la casa (hasta la que se desplazaron en un coche que habían robado momentos antes en Pontevedra) y le dieron una paliza para que les dijese donde guardaba el dinero y los objetos de valor. Luego la abandonaron malherida en la vivienda. Pilar Fernández sacó fuerzas para avisar por teléfono de lo sucedido a una sobrina y fue trasladada al hospital, pero falleció en Montecelo varias semanas después, en septiembre, como consecuencia de las lesiones sufridas. Justo un día antes de que la Policía Nacional lograse reunir las pruebas suficientes para detener a los dos sospechosos qu se encuentran en prisión preventiva desde entonces.