El embalse del Pontillón afronta la estación estival, cuando se dispara el consumo de agua y caen las reservas, prácticamente al 100% de ocupación. En cambio, el río Lérez, sin presentar signo alguno de alarma, si ha notado en los últimos días los efectos de la falta de lluvia y las elevadas temperaturas, que disparan la evaporación, y presentaba ayer menos caudal que justo hace un año. Así se pone de manifiesto en los datos ofrecidos ayer por Augas de Galicia sobre los dos principales puntos de captación de agua para toda la ría, que multiplica su población a partir de ahora y, por tanto, eleva la demanda.

Según Augas de Galicia, la presa de Verducido acumula 1,55 hectómetros cúbicos, lo que supone que llega al 96,7% ocupación -prácticamente lleno- al mismo nivel que el del Umia y el de Eiras en el Oitavén. La totalidad de embalses de abastecimiento de la cuenca Galicia Costa rozan el 93% de ocupación, frente a menos del 75% de hace justo un año.

Desde hace un par de meses, en concreto desde el 7 de mayo, el abastecimiento a toda la ría se realiza únicamente desde el río Lérez y permanece cerrado el embalse. Esta práctica, que permite contar con el agua del embalse como "reserva" para los peores momentos del año, es habitual cada inicio del verano, si bien en esta ocasión se decidió adelantar su aplicación ante el buen nivel que presentaba entonces el Lérez.

Sin embargo, el caudal del río ha descendido en los últimos días, aunque no de forma alarmante, pese a que este año ha llovido el doble que en los primeros seis meses de 2017. Augas de Galicia reflejaba ayer un caudal medio en su estación de Monte Porreiro de 5,41 metros cúbicos por segundo, una cifra que no supone problema alguno. No obstante, hace un año, el 19 de junio de 2017, era de 7,41. La variación no es muy elevada, pero llama la atención si se tiene en cuenta que entre enero y junio del pasado año se recogieron alrededor de 650 litros por metro cuadrado en Pontevedra y a estas alturas de 2018 ya se alcanzan los 1.100, es decir, prácticamente el doble y superando ya el registro total del ejercicio anterior, que fueron 1.090 litros en doce meses.

Los 1.100 litros por metro cuadrado registrados entre el 1 de enero y el 18 de junio de este año suponen una media de 6,5 litros por jornada, muy por encima de los cuatro de media contabilizados en todo 2017. Y es que las precipitaciones de esta primera mitad del año no solo fueron intensas por momentos, sino que también muy continuadas.

De los 169 días transcurridos en estos primeros seis meses y medio, hubo lluvia en 88, es decir, el 52% del total. En esa relación no se incluyen, además, las jornadas en las que hubo alguna gota pero el total no llegó a un litro por metro cuadrado.

Marzo fue, de lejos, el mes más lluvioso hasta ahora, con 409 litros y 24 jornadas con alguna precipitación. Enero es el segundo mes con más agua recogida, con más de 210 litros en 18 días con lluvias, por delante de los 209 de abril (cuando hubo precipitaciones en 18 jornadas) y los 162 de febrero, con 12 días pasados por agua.

Mayo, por su parte, se cerró con las cifras más bajas, de apenas 43 litros en ocho días con precipitaciones. De hecho, en solo 19 días de junio ya se acumulan más de 73 litros, con ocho de sus 19 jornadas con algunas precipitación, aunque ahora se superan los 30 grados en el termómetro. El pasado año fue este mes el que marcó la frontera entre las lluvias y la sequía.