Los primeros días de altas temperaturas que registra este mes de junio están teniendo una incidencia directa en la dinamización del comercio local. Los establecimientos de prendas textil registran estos días una mayor afluencia de consumidores en busca de prendas frescas, que ayuden a sobrellevar los cerca de 30 grados que llegan a marcar los termómetros locales.

Ernesto Filgueira, secretario de Zona Monumental en Pontevedra, tiene muy claro que la influencia no se limita al ámbito comercial sino en un estado anímico determinante a la hora de hablar de salidas. "Cuando hace sol a la gente le cambia el carácter. No solo se predispone a las compras, también a pasear y eso se nota muchísimo en la hostelería".

En cuanto a textil y calzado los pequeños comercios locales han comenzado a dar salida a las prendas de temporada que se amontonaban en las perchas esperando ser adquiridas antes de la llegada de la campaña de rebajas.

Los artículos vinculados con la playa, como bañadores, bikinis, toallas y calzado específico ha registrado el mayor tirón en los últimos días. "No hay que olvidar que hace tan solo unos días hacía frío y lo que se podía vender era alguna parka de temporada; por las prendas de playa nadie preguntaba". Filgueira reconoce sin embargo que estos días son precisamente ese tipo de prendas las que más interés están despertando entre los consumidores. "Estas prendas, junto al calzado de suela en las zapaterías, o se vende a esta altura del año o ya pasa a formar parte del stock de cada tienda, con lo que eso supone para la tesorería de cada comerciante".

"En los últimos años las temporadas se están desplazando y esto tiene un efecto demoledor para las economías particulares, que tiene que afrontar el vencimiento de los pagos de la ropa que compró sin haberla vendido". Ernesto Filgueira, profundo conocedor de la situación financiera de un sector al que lleva vinculado toda su vida, asegura que en muchos casos la climatología obliga al comerciante a adelantar la temporada de rebajas para poder hacer caja y disponer de efectivo para atender los vencimientos.

Y ese no es el único efecto negativo que esta situación tiene para el comercio local. La falta de tesorería condiciona la compra de prendas para la siguiente temporada. "Ahora mismo hay que comprar la campaña del próximo verano, pero la gente espera a que le salgan la mercancía que ya tiene antes de hacer el próximo pedido", asegura Ernesto Filgueira.