La asociación de adopción Manaia ha decidido dar un paso más e incorporar a su trabajo el acogimiento de menores, tanto los que en un futuro van a ser adoptados como de los que se encuentran en un período de transición mientras no regresan con sus familias biológicas.

Antón Mouriz, coordinador de proyectos de Manaia, y Gela Ledo, responsable de acogimiento del colectivo, presentaron este nuevo proyecto, con el que se pretende dar a los menores una alternativa de convivencia institucional a los tradicionales centros de acogida. En este sentido, recordaron que la nueva ley de infancia de 2015 recoge que ningún niño de menos de tres años, ampliable incluso a los seis, debería estar en un centro oficial.

Por ello, apelaron a que se cree un banco de familias mayor al que existe actualmente y a dar a conocer esta propuesta entre la sociedad. "Son familias que tienen que estar muy preparadas", recalcaron.

Por ello, estarán en estrecha relación con la Cruz Roja, que es quien gestiona hoy por hoy el listado de familias voluntarias a través de la Xunta de Galicia.

El acogimiento puede tener lugar en la familia extensa del menor (esto es, cuando existen vínculos de parentesco entre la familia acogedora y los menores) o bien en familias ajenas (cuando no existe parentesco). Siempre que sea posible, y que las circunstancias propias del caso no lo desaconsejen, se considera prioritario que el acogimiento se haga en la familia extensa, para favorecer la permanencia del menor en su propio ambiente.

Según los datos más recientes manejados por Manaia, que se refieren al año 2015, en la provincia de Pontevedra había 6721 familias acogedoras, de las cuales la mayoría, 641, eran familia extensa del menor y le resto, 31, familias ajenas. Son cifras que se quedan escasas para las necesidades de numerosos menores, cerca de un millar solo en la provincia. A nivel gallego las cifras se disparan: 1.679 menores para 1.251 familias.