Recuperar la funcionalidad de las articulaciones es el objetivo del ejercicio en las personas que tienen artritis, una enfermedad crónica que puede afectar de modo importante en su día a día y en actos tan sencillos como abotonarse la ropa. En esta cuestión y la alimentación se centró un taller organizado por la Asociación de Enfermos de Artrite de Pontevedra, Asearpo, que tuvo lugar en el Hospital Provincial de Pontevedra y que contó con dos profesionales del área sanitaria: la fisioterapeuta Eva Corral Solla y la supervisora de enfermería Cristina Pérez Gil.

-¿Por qué es tan importante para las personas con artritis la realización del ejercicio físico?

-Lo es porque las personas que tienen artritis van a sufrir afectación de las articulaciones en mayor o menor medida. Dentro de la artritis hay un campo amplio en lo que se refiere a distintas enfermedades, en función de ello se ven afectadas distintas articulaciones: manos, pies, tobillos, muñecas o, a un nivel mayor, a nivel axial: pelvis, columna, sacrolíacas... Se producen fenómenos inflamatorios en los que el paciente va a sufrir rigidez. Esas articulaciones, en un momento dado, se quedan limitadas. Por eso es tan importante el trabajo con esas articulaciones, la clave es conseguir su funcionalidad, para que la persona puede llevar una vida normal. Por ejemplo, una persona con artritis reumatoide puede llegar a tener dificultades para abotonarse la ropa, comer...

-¿Cuál es el ejercicio recomendado?

-La artritis se produce por brotes. Hay un período agudo, con una inflamación importante, muy dolorosa, con calor, rubor, tumefacción... que necesita un tratamiento determinado, con reposo, se puede aplicar frío y se puede hacer algo de ejercicio, a través de contracciones isométricas. Estas consisten en someter a tensión un músculo sin provocar un desplazamiento articular. Siempre que al paciente no le provoque dolor. Pero también hay otros períodos en los que el proceso inflamatorio remite, que es cuando queremos volver a la normalidad, recuperando la funcionalidad. Son ejercicios activos de las grandes articulaciones: brazos y piernas, columna... También los ejercicios de estiramiento para los músculos que tienden a acortarse. Nosotros tenemos que conseguir hacerlos volver a su normalidad dándoles esa funcionalidad con ejercicios flexibilizantes para fortalecer la musculatura.

-¿Deben hacerse con supervisión de un experto?

-Lo ideal es que la persona tenga cierto conocimiento. El paciente conoce su patología y cómo son sus brotes al ser algo crónico con lo que tienen que convivir. Según esta hay que asesorarle.

-¿Y la edad?

-Más que la edad, es importante la afectación de la persona. Por eso también se puede complementar con actividades deportivas en algunos casos. La clave está en sacar la carga de las articulaciones. Son importantes los ejercicios en el agua o sobre el suelo de descarga. Siempre asesorados.

-¿Cómo el yoga o el pilates?

-Sí, yo los recomendaría claramente, tanto el trabajo en el agua como el yoga, el pilates, el taichi. Para otros tipos de enfermedades como la espondilitis anquilosante vienen bien otras actividades deportivas, como el remo, para provocar el estiramiento a nivel de tronco.

-¿Y la frecuencia?

-Depende un poco del momento en el que se encuentre el paciente. En la fase crónica, pueden ser tres o cuatro veces a la semana. Si estableces una actividad deportiva, dos o tres veces semanales. Caminar es importante, pero nos gusta centrarnos más en los estiramientos y la flexibilidad.