Hace tiempo que los ladrones han puesto su mira en los templos de la comarca de Pontevedra y prácticamente ya pocos quedan que no hayan sufrido algún asalto. Pero es que la iglesia de Cerponzóns se lleva la palma. Su cura párroco explicaba ayer resignado que no es "ni la primera, ni la segunda, ni la quinta, ni la décima vez que nos entran a robar".

Es por ello que allí, en este templo, ya poco queda que valor que puedan llevarse. De ahí que en esta ocasión el botín sea más bien exiguo. En un primer balance no se echó nada en falta, pero después, con más calma, pudieron comprobar que sí faltaba un viejo altavoz de escaso valor con el que se hicieron los ladrones quizá para no abandonar el templo con las manos vacías.

Lo peor vuelven a ser los destrozos causados. Los ladrones actuaron a conciencia para entrar en el inmueble, reventando la puerta de entrada que sufrió graves daños. Dentro también intentaron violentar la entrada a la sacristía, pero en esta ocasión la fuerte puerta aguantó y no lograron penetrar en el interior. Con todo, necesitaron de la presencia de un cerrajero para poder acceder a estas dependencias y comprobar que los ladrones no habían penetrado en ellas, dado que al manipular la cerradura la dejaron inutilizada. Una vez en el interior comprobaron que no faltaba nada y que los asaltantes no lograron a entrar allí y quizá escaparon para evitar que pudieran ser sorprendidos con las manos en la masa.

El robo también causó una enorme indignación entre los vecinos de la parroquia de Cerponzóns por la reiterada cantidad de robos que ya acumula este templo. Ahora esperan poner el caso en manos de la Policía Nacional para ver si se puede identificar al autor o autores de este nuevo robo.

Los ladrones actuaron de madrugada, dado que fue a primera hora de la mañana cuando los vecinos se dieron cuenta de que la puerta del templo estaba abierta y presentaba graves daños tras haber sido forzada. En 2015 la parroquia había reforzado las puertas para evitar los robos, pero estos siguieron, lo que llevó al párroco a señalar entonces que igual "más nos valía dejar las puertas abiertas para evitar, por lo menos, que causen más daños".