La ordenanza de movilidad que elabora desde marzo pasado el Concello, de la mano del ingeniero Fernando Nebot, "trata de facilitar la convivencia" y "evitar los excesos de alguno", pero en ningún caso "prohibir nada". El concejal César Mosquera trata de suavizar la polémica que generó el anuncio de que se impondría una velocidad máxima de 5 kilómetros por hora para las bicicletas en las zonas peatonales. El edil aclara que se trata de "aplicar el sentido común" cuando se circula en bici en medio de los peatones "y lograr que se amolden al paso de una persona" cuando esos "espacios de convivencia" están repletos de gente. Además, se pretende evitar que se circule cerca de las fachadas, para que las personas que salen de un portal no corran riesgos.

En todo caso, Mosquera deja claro que no todo son las bicicletas. Estas normas también afectan a otros vehículos que han proliferado en los últimos tiempos, como los patinetes eléctricos, que alcanzan velocidades considerables. Al respecto, el concejal aseguró que ya se han producido atropellos con esos patinetes "y ya se han puesto algunas multas".

El objetivo final de la ordenanza es entregar a la Policía Local de una herramienta con la que poder actuar en determinados casos, en especial con los "excesos de algunos".

Excepciones

El concejal admite que regular esta movilidad compartida "es compleja" y sostiene que la posible limitación de velocidad tendrá "muchas excepciones". Aunque se aconseja utilizar siempre la calzada, en principio, no se prohibirá el tránsito por las aceras para permitir, por ejemplo, circular en calles de sentido único "a contramano" y se actuará con "flexibilidad" en calles como Michelena, Gutiérrez Mellado, Benito Corbal, A Ferrería o el casco viejo. La clave es que todas las modalidades de tránsito se amolden cuando sea necesario, al peatón, que es el que dispone de la prioridad absoluta en el espacio público.

Pero la ordenanza no se centrará en las bicicletas, que es donde se concentra por el momento el debate. Está previsto que regule los "lombos", el aparcamiento de servicios o las velocidades, siempre en aquellos aspectos que no aborde ya el Código de la Circulación. En principio no se baraja la creación de rutas sanitarias libres de "lombos" ya que la filosofía del autor de la ordenanza es que "las ventajas de estos reductores de velocidad son superiores a los problemas de cualquier tipo de colectivos, desde ambulancias a autobuses o taxistas", señala Mosquera.