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El meollo

Ateneo&Nemonon

Ateneo&Nemonon

El Meollo de la cuestión está en adivinar qué es lo que pensaría el rico indiano Manuel Martínez Bautista si levantara la cabeza, y viera el uso y disfrute actual de la estupenda mansión que levantó a principios del siglo XX junto a Las Palmeras con el nombre de Villa Pilar, ahora reconvertida en Espazo Nemonon por obra y gracia del arquitecto Mauro Lomba, con el Ateneo de Pontevedra como punta de lanza de su nueva vida.

El asunto tiene su miga porque resulta bien conocido que don Manuel tuvo hacia su "querida parruliña" -así llamaba a Pontevedra- una actitud enormemente generosa. Sin embargo, no fue hombre que destacara por su sociabilidad. Por esa razón prefirió levantar aquella casona en un lugar aislado, sin vecindad inmediata, en contraposición a su hermano Bernardo, quien promovió una edificación igualmente distinguida, pero que compartió con otras familias pudientes para incrementar sus relaciones sociales. El Café Moderno dio nombre a aquella casa, en donde nació y vivió el arquitecto Alejandro de la Sota, a quien el Ateneo acaba de rendir culto en Nemonon.

El Ateneo que comanda Xaime Toxo con tanto acierto ha encontrado la orna de su zapato en Nemonon; es decir, un lugar ideal para desarrollar una buena parte de sus actividades culturales, cuyo uso combina con la Casa das Campás, sede de la Universidad de Vigo, según el tipo de acto que organiza dentro de su generosa programación, que está a punto de cerrar otro brillantísimo e intenso curso.

La iniciativa de Lomba adquirió carta de naturaleza precisamente cuando más necesitaba encontrar el Ateneo un lugar así, en donde hacer honor a su nombre y enriquecer su trayectoria un poco más. De este oportuno maridaje se benefician ambas partes y salimos ganando todos.

A pesar de esa forma de ser un tanto huraña de Manuel Martínez Bautista, existen otros indicios para aventurar que no vería con malos ojos este emparejamiento de hecho Ateneo&Nemonon en su Villa Pilar del alma. Y hasta podría suponerse igualmente que no faltaría para tan buena causa su filantrópica ayuda, al igual que hizo en su tiempo con el Centro Republicano de esta ciudad, a donde enviaba desde Nueva York las mejores revistas culturales para conocimiento y disfrute de sus apreciados paisanos.

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